ENTREVISTA a Jorge Antonio Daffunchio: “El artista es alguien curioso, alguien que mete las narices en todo.”
13 minutos de lecturaFotografía de encabezado publicada por “La izquierda Diario“. Autora: Celina Demarchi.
Por Guillermo Martínez.
Jorge Antonio Daffunchio pasó su vida metiendo las narices en todo. Desde niño mostró aptitudes artísticas y no quiso dedicarse a otra cosa que no fuera ello. El co-autor de “Persiana Americana“, tema popularizado por Soda Stereo, tiene un larguísimo camino recorrido dentro del mundo del arte: pintura, poesía, cine, música y la lista puede no acabar nunca, siempre y cuando Jorge se encuentre craneando alguna idea. Nada es suficiente para él y siempre se encontró en la necesidad de seguir explorando.
Hablé con él acerca de su niñez, sus estudios, sus inspiraciones y cómo llegó a ser parte de uno de los hits más populares en Argentina, siempre motivado por la necesidad de más. Para él, de eso se trata el arte.
GM: Jorge, muchos conocemos tu trayectoria como artista y otros no tanto, pero detrás de tu figura se encuentran años de estudio y trabajo. ¿A partir de qué momento exacto nace tu deseo de estudiar y dedicarte al arte? ¿Hubo algún disparador en específico?
JD: Desde muy chico siempre me gustó expresarme a través del dibujo y la pintura. Siempre pensé que iba a estar en algo relacionado con el arte. Mi mamá era profesora de Artes Plásticas y yo la seguía a ella, mientras hacía algún mural o pintaba algún paisaje con su atril. Mi papá era ingeniero, dibujaba muy bien a mano alzada y me gustaba mucho que me dibujara locomotoras. Aún conservo varios dibujos que mi abuela guardaba.
GM: ¿Nos contás un poco cómo fuiste transitando tu inquietud artística a lo largo de la infancia y adolescencia, previo a comenzar a estudiar en la Universidad?
JD: Cuando yo tenía 5 o 6 años estaba siempre en cama, enfermo o con alguna gripe, hasta que me operaron de la garganta siempre estuve así. Siempre quería dibujar, y una vez no me trajeron mis lápices y entonces me levanté y con los cosméticos de mi mamá hice un mural en la pared, al lado de la cama. Mi papá no entendía por qué había hecho eso, yo sólo quería dibujar. A mis 8 años y una vez separados mis padres (se separaron cuando tenía 6 años), espié a una amiga de mi mamá que venía a casa y había ido al baño a bañarse, porque yo veía que los artistas siempre dibujaban desnudos. Cuando salió se lo mostré, y terminó en escándalo. Viví un año con mis abuelos paternos, y ese año tuvieron una gran influencia sobre mí las historietas argentinas como las de Hugo Pratt y Carlos Roume, y quería dibujar historietas como ellos.
Luego con unos compañeros de la secundaria hicimos una revista literaria, donde hice la tapa y las ilustraciones. En 4to año, más o menos, empecé a pintar por mi cuenta, luego hice algún taller en Buenos Aires, pero duré poco porque no me sentía muy cómodo.
GM: Sabemos que no todo artista necesita inmiscuirse en las aulas de una universidad para adquirir conocimientos o dedicarse al arte particularmente. ¿Qué te llevó a inscribirte en una universidad y ansiar un título?
JD: Cuando terminé la secundaria pensaba seguir Bellas Artes, pero mi papá empezó a decir que me iba a morir de hambre y la presión fue muy grande, entonces empecé a estudiar Arquitectura, carrera a la cual me costó entrar. En esos tres años de arquitectura sufrí muchísimo porque no me gustaba ninguna materia. No quería trabajar toda mi vida de algo que no me gustara, y estuve por dos años peleados con él.
Luego me vine a Moreno a vivir con mi abuela materna y me anoté en Bellas Artes en La Plata.
Quería ser artista, aprender todo lo que pudiera. Al principio me anoté en Mural porque tenía más materias específicas para pintar, dibujar, trabajar con cerámica, etc. Yo quería pintar sí o sí, así que me pasé a Pintura y de a poco me fui poniendo al día con todas las materias.
GM: ¿Encontraste algún diferenciador entre ello y la educación autodidacta?
JD: El título docente me sirvió muchísimo para sostener a mi familia. Mi mujer y yo somos profesores y podemos tener cierta libertad artística.
Como docente podía sostener proyectos artísticos y uno aprende mucho dando clases, aprender de los alumnos y estar en constante intercambio con gente joven, lo cual me aportó mucho.
Mi formación autodidacta fue la que tuve antes de ingresar a la Universidad y luego una vez egresado, porque uno sigue buscando y estudiando. De pronto me encontré con nuevos modos expresivos, como las instalaciones o lo performático, también la posibilidad de escribir letras o tiempo después empezar por mi cuenta a tocar la guitarra o componer, para tener nuevas posibilidades de expresión.
GM: La realidad en tus años de estudio era muy distinta a la que vivimos y nos atraviesa hoy en día, tanto a nivel social, cultural y político. ¿Cómo fueron esos años desde tu perspectiva como estudiante?
JD: En Bellas Artes tuve grandes profesores, como en dibujo y pintura. También fue positivo haber entrado en una camada en la que éramos 5 o 6 con mucho laburo plástico encima. Aprendí bastante de ellos como ellos de mí. Era un momento en que éramos muy pocos cursando cada promoción, la facultad tenía pocos alumnos. Era muy lindo poder pasear por el edificio de la facultad. También me tocó la época politizada y no me interesaba para nada, yo sólo quería pintar y dibujar. Pienso que eso fue para mi una protección, porque mucha gente y en toda La Plata hubo mucha persecución. Lo mío fue liviano, porque pude seguir cursando y con esfuerzo recibirme. Mi mejor amigo de la infancia terminó muerto. Fue una época durísima en todo sentido, me perjudicó en lo laboral, los estudios, en todo.
GM: Muchas veces lo has contado, pero el público se renueva constantemente. Quisiera saber un poco más sobre cómo llegaste a ser parte del hit “Persiana Americana”, de Soda Stereo. ¿A dónde querías llegar con tu decisión? ¿Cuál era tu objetivo en ese momento?
JD: Una noche, mediados del ’85, volviendo de la Escuela de Arte de Luján en la que soy profesor desde el año ’83, volvía curiosamente en auto y prendí la radio. Escuché a los conductores decir que convocaban a un concurso de letras, en el cual el Sí de Clarín y algunas bandas como Soda Stereo y G.I.T. convocaban a letristas para que enviaran sus letras y, como premio, cada banda elegiría la letra ganadora para ponerle música en el próximo disco que sacaran.
En ese momento sentí que tenía que mandar algo y pensé que lo mejor era enviar letras que había escrito hace unos días, las cuales podían acercarse a la idea de una poesía. Dije “mando esto”, e hice un sobre con las tres cosas que había escrito y lo mandé a la radio.
Mientras duró la convocatoria, que fueron como tres meses, empecé a escribir mucho. Llegó la noche en la que anunciaban a los ganadores y Tom Lupo anunció que Soda Stereo se había bajado del concurso. Después anunció a los ganadores y volvió sobre el tema de lo que había pasado con Soda Stereo: Cerati había elegido la letra de Jorge Daffunchio: “Cine negro”, a la cual intentó ponerle música pero no pudo porque tenía muchas onomatopeyas y no le encontraba la vuelta, y Soda Stereo se bajaba del concurso porque no lo gustaban otra letras… le gustaba esa.
Me invitaron a la radio con los otros ganadores. Eso fue un viernes, y el lunes estábamos convocados. Me fui entusiasmado con una carpeta llena de dibujos pensando en hacerle una tapa a Soda Stereo. Tom Lupo me apartó y me dijo que mi letra era por lejos la mejor, de las 1.200 que mandaron. Le pedí que me pasara el teléfono de Cerati para comunicarme con él, y me pasó el teléfono del representante. Lo llamé, me dijo que fuera y le llevé todas las letras que había escrito en esos tres meses (tiempo después Cerati me comentaría que no le habían entregado ninguna letra).
Luego, su representante, me preguntó: “¿Vos sos Daffunchio, igual que uno de los que está en Sumo?” Llamalos porque por ahí tienen interés en verte”. Llamé y les llevé una carpeta con dibujos pensando en hacerles una tapa también. El representante, Jorge Crespo, había escuchado el programa y le dijo a Luca “este pibe escribe muy bien”. Luca se mostró interesado y me dijo “sólo se me ocurren letras en inglés”. Luego me dijeron que les lleve algo, pero les llevé y me dijeron que “después iban a ver”.
Siempre me costó ese tipo de relación en la que tengo que buscar al otro, así que quedó todo en la nada, lo de Soda Stereo y lo de Sumo.
Pasó un tiempo y, un día, viene un amigo, Salvador Melita y me dice “Me voy al norte a filmar son Soda Stereo“. Iban a filmar el videoclip de “Cuando pase el temblor“, y le doy un sobre con todo lo que había escrito. Salvador volvió y me dijo “Gustavo está encantado con tus letras”, y que lo vayamos a ver cuando cataran en algún lado.
Pasaba el tiempo y Soda Stereo no tocaba y yo supuse que estarían grabando un disco, y lo llamé a Salvador para que me consiga el teléfono de Cerati, y a través del director del videoclip me pasó el teléfono. Lo llamé a Gustavo y le dejé dicho quién era grabado en el contestador.
Volviendo de la escuela de arte al otro día, mi mujer me dice que me había llamado Cerati. Me dejó el teléfono, lo llamé y me dijo que le encantaba lo que yo hacía. Me dijo “venite mañana y hablamos”.
Fui a verlo a su departamento de Barrio Norte. Me pasó un papel con quince nombres de posibles temas, los cuales en su mayoría eran los títulos de las canciones de su disco “Signos“. Me hizo escuchar las bases y me dijo “escribí lo que quieras y hablamos”.
En una semana le hice ocho letras sobre esos quince nombres que el me había pasado, se los llevo y a la semana hablamos de nuevo por teléfono. Me dijo “me gusta mucho Persiana Americana“.
Yo me inspiré en la novela negra americana y en el cine negro, en ese detective que está en una oficina fumando un cigarrillo y mira a través de la persiana americana. En el lugar me imaginé un ventilador de techo y humo de cigarillo. Gustavo me dijo que quería una letra más romántica, y escribí una segunda versión. Pasaron dos o tres meses y un mediodía me llama Gustavo y me dice “salió el disco, venite a la productora a escuchar el tema”. Me preguntó qué me parecía y me sorprendió, no sabía qué decir. Me dieron un disco y un papel donde figuraba mi co-autoría. Llegué a mi casa saltando de alegría.
GM: ¿Cuándo te diste cuenta que tu participación en aquella letra estaba pasando de ser algo casi anecdótico, a transformarse en algo popular? ¿Qué se te vino a la cabeza en ese momento?
JD: Mi participación en la creación de “Persiana Americana” era algo reservado para amigos y conocidos, pero pasó a ser algo más trascendente a partir de la llegada de las redes sociales. Mis alumnos supieron de ese hecho también, pero sólo a partir de la proliferación de las redes sociales fue que se popularizó la historia.
GM: Una vez compuesta la letra: ¿Qué tipo de vínculo mantenías con Gustavo Cerati? ¿Cómo se fue dando esa relación?
JD: Después de la publicación de “Persiana Americana” nos vimos pocas veces con Cerati, a raíz de que el padre le manejaba los papeles y me citaban a firmar alguna autorización. A eso se redujeron esos encuentros. Hubieron varias conversaciones telefónicas al principio, donde Gustavo me comentaba sobre trabajar juntos y hacer temas para otros. Poco a poco dejó de haber comunicación y ya ese teléfono no lo tenía más, nunca me pasó otro ni intentó comunicarse. Se cortó totalmente la relación.
GM: ¿Alguna vez pensaste en la posibilidad de dedicarte plenamente a escribir canciones?
JD: Si bien nunca pensé seriamente en transformarme en un autor o compositor, estuve abierto a la posibilidad. Muy pocas veces intenté acercarle algo a otro. He escrito para otros, pero desde que empecé a componer prácticamente los temas son para mí, no pensé en otras posibilidades.
GM: ¿De qué manera llegaste a relacionarte con Andrés Calamaro?
JD: El bajista que Calamaro tenía en los ’80 es amigo mío, y para él escribí varios temas. En el momento de “Nadie sale vivo de aquí” me invitó al estudio y fui. En ese momento paró la grabación, llamó a todos los músicos y les dijo quién era yo. Todos me aplaudieron, fue un reconocimiento muy lindo. Unas semanas más tarde lo fui a ver a un teatro en Capital Federal y me planteó hacer temas juntos, a lo cual le dije que sí. Quedó en la nada porque a la semana siguiente se peleó con la novia y se fue a vivir a España.
GM: Se conoce que sos un artista multifacético: artista plástico, músico, poeta. ¿De qué manera interactúan esas facetas si de prioridades emocionales hablamos?
JD: Generalmente no hay una premeditación, es una necesidad. Se me plantea una idea y la manera de llevarla a cabo es una performance, por ejemplo. Hace mucho tiempo que hago dibujos espontáneos en la calle. Con la escritura se me puede venir alguna palabra que dispara cosas y a partir de ahí empiezo a aislar algo. Con la música empiezo a tirar acordes hasta que surge alguna melodía y posteriormente una letra que se adapte bien a la métrica que estoy tocando. Surge de una necesidad vital y no de algo pensado.
GM: ¿En qué proyectos te encontrás involucrado actualmente?
JD: En este último año desarrollé varios proyectos. A partir de un sueño que tuve empecé a escribir narrativas, alguna especie de novela. También se me ocurren cosas que tienen más características de poemas que de canciones. Todo lo que se me va ocurriendo estoy tratando de grabarlo, producirlo y filmar algún video.
En noviembre del 2020 le pedí a Pablo Pinto y Gaby Valenti que me protagonizaran un video sobre una canción mía, y lo involucré a Eduardo Pinto a que me diera una mano con la dirección y algunos problemas técnicos. Terminó siendo un muy lindo video que se llama “Nada de nada“, de mi banda Un Relámpago Ahí. Se me ocurrió hacer la letra de una milonga y algunos amigos míos hicieron la música. Yo le hice la música a una letra para Milagro Sala, la produjimos y salió adelante. Otros proyectos son “Video Performance SRL” y “Foto Performance SRL“. Generalmente lo hago con la cámara del celular, lo edito y lo subo a YouTube y Facebook. Además de eso tengo otro proyecto que empecé hace seis meses, y es una bitácora de vuelo sobre un viaje a un exoplaneta llamado HX49. En esa bitácora siempre muestro una foto y algún comentario sobre el viaje, cómo es el planeta, su sistema solar, sus lunas, sus seres, y trato de que sea algo un poco gracioso o que tenga algún tipo de ironía. Trabajo bastante con ese tipo de humor, el cual es recurrente en mi obra y quizás sea la continuación de mi época como humorista gráfico.
GM: Si tuvieras que definirte como artista: ¿Cómo lo harías?
JD: Soy un maldito artista. Tiene que ver con un cuento de Cortázar dedicado a Charlie Parker: “Ser un eterno perseguidor de aquello que nunca termina de alcanzar”.
Cito: “Frenético de rabia de todo lo que quiso decir mientras luchaba, tambaleándose, escapándosele la saliva de la boca junto con la música, más que nunca, sólo frente a lo que persigue, a lo que se le huye mientras más lo persigue.”
El artista sabe que, para ser artista, va a tener siempre algo que le va a impedir alcanzar definitivamente a su presa, lo cual se convierte en una maldición, una maldición a la que el artista le es fiel hasta la muerte.
GM: ¿Qué emociones, sensaciones o pensamientos te atraviesan a la hora de crear? ¿Tenés algún momento o algún lugar en especial para llevarlo a cabo?
JD: El acto creativo tiene que ver con enfocar. Si hago una analogía, me lo imagino como una radio en la cual con el dial encontrás el punto en donde te conectás. Quizás todo esté en la mente universal y uno solamente como artista puede conectarse con esa mente en algún momento o circunstancia, siendo transmisor de lo que esa mente piensa o siente.
No tengo un lugar específico donde recluirme para pensar. Las cosas generalmente se me ocurren en cualquier lado, andando en bicicleta yendo a comprar algo, por ejemplo.
GM: Última pregunta: ¿Qué es el arte?
JD: El artista es alguien curioso, alguien que mete las narices en todo. Todo eso se procesa como en una licuadora y sale algo que tiene que ver con todos los ingredientes, que es más que los ingredientes u otra cosa, o tiene que ver con cuánto de cada ingrediente tiene. Lo más importante del artistas es ser curioso, leer mucho, investigar y dejar que el sentimiento procese eso y te dé una imagen, unas palabras o una música como resultado.
Si quieren conocer más acerca de Jorge Antonio Daffunchio, pueden darse una vuelta por sus redes sociales.
Facebook: https://www.facebook.com/jorgeantonio.daffunchio
YouTube: https://www.youtube.com/user/daffitv/videos