El “kombate” por la Tierra comienza con varias libertades.
2 minutos de lecturaPor Mario Luzuriaga.
En 1992 llegó «Mortal Kombat» a las casas de videojuegos, título que revolucionó al mundo y lo impresionó por su calidad y por su violencia. Tan impactante fue que en Estados Unidos se creó una autoridad que clasifica los videojuegos por edades. Siete combatientes que deberán enfrentarse a fuerzas provenientes de un lugar llamado «Outworld» que ganaron nueve torneos seguidos y si obtienen la décima victoria, conquistarán la Tierra.
Ese es el concepto de esta nueva adaptación (ya tuvo dos, en 1995 y 1997 respectivamente), en la que se toman bastantes libertades, pero que no decepcionan tanto al espectador. Aquí hacen foco en dos personajes que son los enemigos más íntimos de toda la franquicia: Sub-Zero y Scorpion. El primero eliminó el linaje del clan del segundo, y este último regresa cientos de años después para reclamar venganza.
Es en ese punto donde se basan para contar nuevamente la historia, en la que personajes clásicos (y cameos de otros) se hacen presentes para contar este relato desde la óptica de estos dos luchadores.
Eso sí, los fanáticos más duros de la saga notarán que se tomaron ciertas libertades, que podrán o no ser «aprobadas».
Los efectos especiales y las coreografías de peleas, son lo más destacable de este film. Las recordadas “fatalities” u otros movimientos están muy cercanos a lo que se puede apreciar en los juegos actuales.
La lógica es centrarse en un torneo, aquí no lo hay, solo peleas random. El personaje de Goro es fantástico a nivel creación visual, como los poderes de Sub-Zero. La falla está en el relato, su cambio estructural es lo que más deja que desear, ya que se toca mucho el canon.
Es entretenida y se conecta a medias con el canon de esta apasionante historia, la cual que hizo divertir a generaciones y aún lo hace en las consolas de todo el mundo.