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Maligno: Malignamente referencial.

3 minutos de lectura

Por César Humberto Heil.

Desde que James Wan nos sorprendió a todos con Saw (2004) su carrera como director y productor de films de horror fue siempre en ascenso. Toda la saga y universo creado alrededor de El conjuro (2016) fueron, seguramente, sus mayores éxitos de taquilla, lo que le valió el posicionamiento dentro de la industria como uno de los directores de género con más prestigio.

Luego de un periodo en donde se alejó de las historias de terror para incursionar en el género de acción con Rápidos y furiosos 7 (2015) y en el mundo del comic con Aquaman (2018) volvió al ruedo con otro film de terror muy diferente a lo que venía haciendo hasta ahora.

Maligno (2021) es una historia surgida en la cabeza del propio Wan con la colaboración de Ingrid Bisu y Akela Cooper como escritor del guion (Hell fest) que desde su concepción busca abrevar del cine “giallo” italiano de Darío Argento o Mario Bava, con esos toques de lo paranormal que tan bien domina el director.

La diferencia es que aquí no hay fantasmas como en sus otros films. El espectador no se va a encontrar con la típica historia de casas embrujadas o de investigaciones psíquicas, sino con algo totalmente diferente a lo visto últimamente en su filmografía, pero que parecería acercarse más a Stygian (2000) o Dead silence (2007) que fueron sus primeros trabajos, pero sin llegar a superarlos.

Maligno es un film en donde aparecen, además del típico giallo italiano, referencias a El ente (1982) de Sidney J. Furie, Darkman (1990) de Sam Raimi y Dead Ringers (1988) de David Cronenberg.

Parecería que en esta ocasión Wan decidió hacer su propio homenaje a directores del genero que quizá lo influenciaron en su formación, sin pensar que tanto homenaje iba a ir en detrimento del producto final, haciendo que nunca termine de cerrar una idea que, a priori, se vislumbraba interesante.

Maligno goza de las mieles de una virtuosa realización, con encuadres fantásticos tomados con lentes angulares y movimientos de cámaras exquisitos. Una clara demostración es la secuencia en donde Madison Mitchell, interpretada por la actriz Annabelle Wallis (Annabelle y Annabelle 2: La creación) es perseguida por una fuerza invisible y corre de una habitación a otra de la casa. La secuencia, filmada en un plano cenital en traveling, es de lo mejor del filme.

A pesar de la excelente realización, Maligno no es lo mejor de James Wan, y si lo comparamos con sus trabajos anteriores está unos escalones más abajo. El mayor problema del film está en lo que ya mencioné antes, y es esto de que en su afán de querer sumar homenajes nada termina cuajando y la sensación es que la historia, que arranca bien, se queda a mitad de camino. 

Otro aspecto negativo son algunos efectos especiales con prótesis de látex y espuma que remiten a los films de los ochenta, y que se ven muy feos al estar dentro de una secuencia de acción tipo Matrix.

A modo de cierre puedo decir que Maligno es un film que se puede ver, pero con cierto recaudo, en especial para aquellos que esperan encontrarse con los característicos sustos a los que Wan nos tiene acostumbrados.

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