Sex Education: Temporada 3.
2 minutos de lecturaPor Jorge Marchisio.
Si hubo una propuesta de Netflix que revolucionó todo en el momento de su estreno, fue Sex Education. Mezclando la comedia con problemáticas reales de adolescentes cachondos que no tienen toda la información necesaria sobre el sexo, ya que sigue siendo un tema tabú; la serie había logrado romper varios tapujos de la sociedad conservadora donde aún por desgracia, seguimos viviendo. Por eso, al menos en mí caso, la decepción que me llevé con esta temporada fue tan grande.
La temporada arranca con el retorno de las clases. Otis ahora está saliendo con Ruby, la chica popular del colegio, Meave intenta probar suerte con su vecino Isaac, y en el colegio hay una nueva directora que dista bastante de ser esa directiva buena onda que intentó mostrarse en un principio.
A priori pareciera que la historia sigue su camino orgánico, pero no. Porque ya desde el primer capítulo se nota un cambio de actitud en los chicos bastante evidente. Y es que entendemos que son adolescentes, pero ya el grado de libido que les dieron roza lo ridículo. Esto no estaría mal si desde su primera temporada, Sex Education se hubiera mostrado como una comedia absurda, pero no fue el caso. Se nota que buscaron transgredir con el tema del sexo, pero cayendo en lo obvio, olvidándose de lo inteligente que había sido la propuesta hace unos años, al grado que había logrado enganchar a público de diferentes edades.
Y para reforzar esto, tenemos que destacar la involución que sufrieron sus personajes. Y no lo decimos porque hayan perdido su atractivo, sino porque a nivel intelectual, los volvieron a todos bastante “poco inteligentes” pero de una forma burda, cayendo en que de golpe todos se volvieron infieles, solo para que la trama tenga algún conflicto que impida que la mayoría sea feliz con la persona que quieren. Y ni hablemos de algunos personajes que la propia trama se olvida a medida que avanza la temporada, como la ya mencionada Ruby. Una gran muestra de vagancia por parte de los guionistas. Y si a eso le agregamos la manía de Netflix de que sus series tengan capítulos de una hora de duración, solo lograron estirar la agonía de varios espectadores.
Con un final de temporada que quedó abierto a una eventual cuarta iteración, el listón bajó tanto que muchos decidieron plantar bandera acá con esta serie y no seguir. Su servidor, por ejemplo, es uno de ellos.