Elige y muere de aburrimiento.
3 minutos de lecturaPor César Arturo Humberto Heil.
Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio.
Desde que la tecnología digital fue avanzando a pasos agigantados e incorporándose a la vida cotidiana de las personas, el cine de terror intentó, la mayoría de las veces de manera fallida, de incorporar todo elemento tecnológico al mundo de lo sobrenatural. Así surgieron films como Llamada perdida (2003) de Takashi Miike, su adaptación del año 2008 dirigida por Eric Valette, App (2013) de Bobby Boermans, Cuenta regresiva (2019) de Justin Dec o Heridas (2019) de Babak Anvari, por poner algunos ejemplos.
Ninguno de los films mencionados ha pasado la media de lo que uno espera cuando va a ver una película con esta combinación de horror tec. El resultado son historias previsibles, sin sorpresas y totalmente olvidables apenas terminada su proyección.
En líneas generales, las tramas se centran en aplicaciones de celulares o juegos que cargan con alguna antigua maldición o son poseídos por un despiadado demonio, y que lo único que buscan es causar el mayor daño posible a sus incautos usuarios, que sin saberlo descargan en sus dispositivos móviles estas macabras apps.
Recientemente la plataforma de streaming Netflix ha estrenado Elige o muere (2022), debut en la dirección de largometraje de Toby Meakins, un film que sigue en sintonía con lo antes mencionado, pero a diferencias de las otras, esta vez la maldición habita dentro de un viejo videojuego de los años ’80. El juego maldito ha sobrevivido al tiempo para seguir haciendo de las suyas con quienes decidan jugarlo, tomando el control de sus vidas, modificando parte de la realidad en la que viven y obligándolos a elegir entre malo o peor. Así como suena, parece una idea en principio prometedora. Pero no, no lo es y lejos está de serlo.
El principal problema es que el guion, escrito por Simon Allen, Toby Meakins y Matthew James Wilkinson nunca logra generar una mínima cuota de suspenso y menos algún destello de terror, ese que tanto esperan los fans del género. Todo el film se resume en resolver cuál es la maldición que carga el ochentero juego por parte de Kayla, una ignota Iola Evans y su amigo Issac interpretado por Asa Butterfield, a quien seguramente conozcan por films como Ender’s Game, de Gavin Hood, o Hugo, de Martin Scorsese, o como Otis Milburn en la serie Sex Education.
Es imposible describir el aburrimiento que genera ver Elige o muere, y si a esto le sumamos que las actuaciones son de mediocres a malas, que la dirección es muy poco creativa y que el veterano actor de Pesadilla, Robert Englund, aparece solo poniendo su voz como una forma de justificar la década del ochenta, estamos ante uno de los peores films de género estrenados en el gigante del streaming.
No soy de los que creen en maldiciones, pero después de ver este film lo más probable es que una horrible maldición persiga a los espectadores por varios meses, castigándolos por haber perdido el tiempo viendo este bodrio vendido con envoltorio de éxito.