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Secretos de Playboy: Cuando el paraíso no es lo que parece.

8 minutos de lectura

Por Guillermo Martínez.

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio.

Solo quiero que las mujeres y las jóvenes piensen muy bien lo que están haciendo.

Así arranca, en palabras de Sondra Theodore (novia de Hefner desde el ’76 hasta el ’81) esta impactante docuserie estrenada en A&E hace muy pocos días.

Algunas de las playmates que pasaron por la vida del polémico Hugh Efner se disponen frente a las cámaras -a corazón abierto y transmitiendo cierta sensación traumática y liberadora al mismo tiempo- con el propósito de revelar lo sufrido y advertido de visu junto al fundador de una de las maquinarias más revolucionarias de Estados Unidos: Playboy.

A partir de los primeros minutos, Secretos de Playboy, el documental de 12 episodios dirigido por Alexandra Dean, nos invita a reflexionar acerca de la controvertida cultura sexual instalada en aquel entonces, y nos acerca aún más a la figura de un individuo plagado de aristas, como fue Hefner, el cual nos incita a replantearnos el límite entre la libertad bien entendida y la explotación, entre la buena moral y un mero negocio, o lo que es aún más inextricable: la delgada línea entre lo que es ser un dios o un monstruo.

¿Verdades ocultas? Muchísimas, y esta nueva producción de A&E se encarga de tirar toda la carne al asador a la hora de manifestar y exponer ese “juego” perverso y confuso entre el creador de la Mansión Playboy -considerado un padre por varias de sus conejitas– y ese conjunto de mujeres y empleados que dependieron de un jefe de familia, algo así como un harén.

Las situaciones allí vividas son categóricamente manifestadas y razonadas por Jennifer Saginor, hija de uno de los mejores amigos y médico de Hefner. En su casa, junto a una de sus mascotas, se apresta a desembuchar sus años junto al prócer de la libertad sexual: “Si no eras leal, había consecuencias.”

En este complejo mundo en el que se entremezcla la posibilidad de hacer y ser lo que quisieras con el sufrimiento de las mujeres que habitaron aquella mansión en Los Angeles, Secretos de Playboy, a través de imágenes de archivo inéditas y testimonios sumamente concluyentes, nos abre las puertas de un mundo aparentemente mágico, pero teñido por un temple extraño y perverso que ponen en una difícil tesitura al alma máter del imperio.

Miki García, quien fuera Jefa de Promociones de Playboy entre 1973 y 1982, recordó en el evento virtual para la prensa de toda América Latina que realizó A&E antes del estreno de la docuserie:

“Era un trabajo muy estresante pero igualmente lo disfrutaba, sobre todo al principio. Fui directora seis años y sólo amaba a las mujeres. Me encantaba lo que hacía, o sea, me encantaban ellas. Las entendía, entendía cómo era su historia porque pasaba tiempo entrevistando. También entendía cuáles eran sus ambiciones e hice lo mejor posible. Pero primordialmente, quería asegurarme de que cuando hacían las promociones estuvieran seguras porque a mí me habían violado en una de ellas”.

García reveló que sufrió abuso sexual por parte de un hombre que era un muy famoso actor de televisión en ese momento, que estaba en un programa de televisión muy popular: “Él muy metódicamente me dijo que yo estaba usando un sweater con el logo del conejo, que nadie me iba a creer a mí, que le iban a creer a él. Él tenía dinero, él tenía abogados que podían defenderlo y de hecho ya estaba en mi habitación. Entonces iba a decir que yo lo había invitado. En ese momento me di cuenta de que estaba atrapada, no había manera de salir y solo le recé a Dios para que no me dañara, que no me hiciera daño. Yo sólo esperaba que terminara. Y me violó dos veces. Después yo, por supuesto, estaba súper avergonzada y veía todos mis sueños para mi futuro desapareciendo. Si yo le decía a la policía, él iba a llamar a los abogados e iba a mentir. Si yo le decía Playboy, probablemente no iban a querer que yo trabajara en las promociones y estaba ganando buen dinero, tenía un buen futuro por delante. Y tomé la decisión de no denunciarlo a la policía. Esto era en 1973. En ese momento no había forma de que yo pudiera probar lo que él me había hecho. Así que hice en ese momento lo que pude, que fue tratar de tomar una decisión práctica, que fue quedarme callada.”

Con el reciente estreno del documental, podemos hurgar como nunca antes no solo la superficie de una serie de gradaciones que reseñan lo acontecido, sino también muchísimas cuestiones insondables hasta el momento para el público en general.

“Al decir que así era Playboy, poder y dinero, creo que están ignorando la era en la que surgió, la era de la experimentación, la libertad sexual y el empoderamiento femenino. Todo esto estaba sucediendo en ese momento. Las mujeres estaban tratando de descifrar qué era la libertad, qué era el empoderamiento y para muchas mujeres estar orgullosas de su cuerpo y su sexualidad y tener una relación libre con su cuerpo era parte de su empoderamiento. Y Playboy hacía muy bien esa venta del sueño a las mujeres, de que un desnudo hermoso en esa revista sería un movimiento poderoso”, explica Dean.

Y detalla: “Él (Hefner) de a poco se volvió el líder de su imperio y se le subió a la cabeza, y se dio cuenta que hacer que se enfrentaran estas mujeres por ser la Playmate del año era la parte superior de la pirámide. Y así las iba bajando. Y había un círculo de personas que estaban interesados entonces con esta estructura piramidal que había creado él. Alimentaba a estos hombres con esas mujeres y así él podía mantener satisfechos a los hombres que él quería influenciar. (…) Tenía recursos inagotables de mujeres que llegaban a la mansión y la prioridad era convertirlas en objetos sexuales”, añade la productora.

¿Liberación femenina o picadora de carne? Miki García, durante el primer episodio, nos relata las fiestas extravagantes en las que participó, aventurándose también en la necesidad de exhibir el lado B: “Podías abrir la puerta equivocada y ver algo que no deberías haber visto.”

Gran parte de los empleados y sirvientes de Hefner debían seguir una serie de reglas y órdenes que debían memorizar, aún sabiendo que su jefe no conocía sus nombres y les impedía hablar con las chicas. ¿Raro, no? Pero al mismo tiempo, la docuserie nos coloca en una disyuntiva, ya que el empresario promovía y abordaba temas como los derechos civiles, estaba en contra de la segregación, creaba atmósferas igualitarias y suscitaba ambientes de aceptación.

Durante los años ’70, feministas y miembros de los derechos morales comenzaron una especie de “cacería de brujas” con este carismático ícono, ya que aseguraban que las mujeres eran tratadas como mercancía, al punto de ser drogadas y tratadas como animales.

“Los lectores no sabían lo que estaba pasando. Veían las páginas de chismes de la revista, pero no sabían que estas mujeres eran seres humanos reales en esta mansión que estaban siendo controladas por Hugh Hefner. Y de hecho, algunas de las chicas yo no las podía usar para las promociones porque se veían demacradas, estaban tomando demasiada cocaína, no dormían, se quedaban en la mansión obedeciéndole a Hefner. Y como les dije, era una secta. Ellas creían que estaban haciendo lo correcto, sin embargo lentamente arruinaban sus chances de poder tener una carrera, ya sea en la actuación o trabajando detrás de cámara. Podría haber sido cualquier cosa. O seguir con su vida. Él destruyó tantas mujeres”, detalla Miki.

“’Secretos de Playboy’ me ayudó a sanar de muchas maneras. Yo tenía un largo camino por delante. Pero por lo menos siento que me dio una voz. Y por eso voy a estar eternamente agradecida a Alexandra Dean, a todo su equipo y a también a A&E, por haber sido lo suficientemente valientes de alzar nuestra voz. Estas mujeres que participaron realmente no habían tenido una voz antes, y es muy importante en el proceso de sanación”, concluyó García.

A lo largo de la historia, han salido a la luz diversos documentales que exponen las facetas ocultas de personajes que a simple vista parecen exitosos, seres humanos talentosos, increíbles, únicos y seductores, y allí radica, en forma larvada, uno de los grandes problemas de la sociedad en la que vivimos: el abuso de poder.

Los adeptos a las ciencias forenses y a la criminología, grupo en el cual me incluyo, sabemos que el abusador o el violento siempre está atravesado por valores presentes en la sociedad, y el agresor termina siendo el protagonista o el reflejo de ese contexto sociocultural, ya que no son simples delincuentes que roban para comer, ni tampoco están enfermos, ya que clínicamente no suelen estar atravesados por patologías. A estos individuos podemos agruparlos dentro de los anormales, donde el alcohol, la droga y el sexo son los matices principales que lo impulsan a cometer actos aberrantes, los cuales suelen pasar desapercibidos, ya que estos individuos forman una suerte de sociedad con sus víctimas: crueldad + amor. Allí, el varón actúa como verdugo y la mujer de partener, quien observa pasivamente lo que está ocurriendo.

Podríamos decir que un pervertido es aquel cuyo sentido moral va en sentido contrario al vigente, un perverso es quien ataca lo físico, y un maligno es el que ataca en el honor, en el espíritu y en el bien de las personas. Por lo general, estas tres formas se combinan.

Entonces: ¿Hefner fue un pervertido, un perverso, un maligno o un excéntrico empresario feminista incomprendido?

Les recomiendo la docuserie sobremanera, para que puedan cavilar y consultar con la almohada. Pero si de algo estoy seguro, es que Hugh Marston Hefner tenía hambre de poder.

SECRETOS DE PLAYBOY, todos los domingos a las 22.00 hs por la pantalla de A&E.

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