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Películas complejas | Hoy: Holy Motors.

2 minutos de lectura

Por César Arturo Humberto Heil.

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio.

Continuando con la sección Películas complejas, hoy le toca el turno a Holy Motors, de Leos Carax.

La vida de los otros.

El cine de Leos Carax es siempre irreverente, políticamente incorrecto y fuera de cualquier estructura narrativa clásica. Desde su extraño pero magnifico film Mala sangre (1986), el director francés ha mostrado ser un vanguardista y un “iconoclasta” del séptimo arte. En sus films, la ambigüedad resulta ser particularmente representativa y su demostrado interés por que se lo considere el niño mimado de los festivales europeos, lo ha llevado a ser una especie de “marca registrada”.

Holy Motors (2012) es la síntesis de sí mismo. Carax abunda en los lugares más oscuros de su inconsciente para despojarse de toda lógica narrativa y entrar en el mundo de la hiperrealidad que plantea Jean Baudrillard. Hay en Holy Motors una idea central que nos lleva a pensar sobre si la realidad en la que vivimos es realmente lo real o ha sido reemplazada por otra realidad.

El señor Oscar, interpretado por el brillante Denis Lavant, trabaja para la empresa Holy Motors de actor, o para ponerlo en términos de Bourdieu, de agente, un agente social montado arriba de una lujosa limusina, que cambia de rostro, de persona e interactua un nuevo rol en medio de una sociedad hilvanada por las distintas realidades que le toca interpretar.

Carax ahonda en una suerte de repetición constante, casi como si fuera el mito de Sísifo, en donde el personaje está condenado a vivir la vida de otros todos los días. Sus personajes son tan disímiles y extremos que puede pasar de un hombre moribundo en una cama a ser un asesino a sueldo, porque como dijo el poeta Arthur Rimbaud: “Yo soy el otro”.

Carax no es ningún improvisado, su cine se construye desde la intertextualidad más absoluta, con la mirada puesta en la sociología, la filosofía o la psicología. Teorías como las de Baudrillard, Debord, Bourdieu y Goffman están presentes en Holy Motors.  No se puede interpretar este film si no se conocen al menos algunas de estas corrientes del pensamiento filosófico y sociológico.

No esperen ver un film sencillo, no crean que van a encontrarse con una película que los va a entretener, prepárense para asistir a una experiencia cinematográfica única, que los va a transportar a esos rincones del pensamiento humano, a esos umbrales entre la realidad y la irrealidad y, por qué no, a aquellos lugares oscuros del alma humana.

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