Stand by Me: la aventura de nuestras vidas
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Bienvenidos a una nueva nota de Revista Sincericidio. Enmarcado dentro de nuestro Summer Mode, hoy les comentaré acerca de la película de Rob Reiner que, adaptada de un cuento de Stephen King, actualizó la canción de Ben E. King e impulsó a River Phoenix al rango de estrella en ascenso, quedando marcada a fuego en cada uno de nuestros corazones.
Les recomiendo reproducir la canción que les dejo a continuación… y dejarse llevar.
Un acontecimiento insólito marcará la vida del joven Gordie Lachance. En el verano de 1959, un adolescente desapareció misteriosamente en Oregon. Gordie y sus inseparables amigos, Chris, Teddy y Vern, saben que murió por haberse acercado demasiado a las vías del tren. Su cuerpo yace en lo profundo del bosque. Fue el hermano de Vern quien lo descubrió. Los muchachitos deciden tomar la primicia y emprender el camino hacia el gran bosque de Castle Rock. Esta aventura será, para Gordie y sus tres amigos, la más extraña y emocionante de sus vidas.
No es sobre el nombre de Stephen King que se construye la promoción de la película. El escritor, sumamente adaptado en los años ’80, regresaba de los éxitos que significaron The Shining, Creepshow, Dead Zone y Christine. De hecho, por primera vez en la carrera del autor, el cine se interesaba por otra cara de su obra, lejos de la artillería fantástica que caracterizó sus primeros viajes cinematográficos. Sin embargo, tras su estreno en Estados Unidos en 1986, Stand by Me puede presumir de ser un gran éxito de crítica, pero también un gran éxito comercial. La película del desconocido Rob Reiner recaudaría más de 52 millones de dólares. Un gran éxito, incluso a nivel internacional.
Stand by Me es una película sin estrellas ni efectos especiales. Si bien los temas que toca pueden evocar a Los Goonies, Stand by Me se destaca por situarse en otro ámbito, el de un cine más íntimo, reflejando la sensibilidad del autor, Stephen King, en las garras de la melancolía de una juventud que ya no es suya, y con muchos elementos autobiográficos que estaban cerca de su corazón.
Rob Reiner nos regaló una obra sutil, más pausada, anclada en un escenario otoñal. Una auténtica reflexión sobre la amistad en la preadolescencia y el primer enfrentamiento de un grupo de jóvenes atravesados por el luto. La muerte, entonces, se convertiría en una obsesión, fuente de inquietud, tristeza y fascinación.
Gordie Lachance (el formidable Wil Wheaton), el adolescente en torno al cual gira la trama, está afligido por la muerte de su hermano, por lo que este viaje les presentará grandes interrogantes inherentes a su edad. Se encuentran frente a sus propios demonios, confrontándose con las preguntas existenciales que forjarán su personalidad.

El director logró una hermosa película, atravesada por un fuerte sentimiento de nostalgia. De hecho, en Stand by Me hay otro jugador importante: el tiempo. Ese tiempo que no logra aliviar las heridas del corazón ni del espíritu, y que construye los destinos de cada uno a su antojo.
Ante los temas que aborda la película, es difícil no pensar en la muerte brutal de River Phoenix, ocurrida aproximadamente siete años después. Phoenix fue una de las revelaciones del año, al mostrarse en dos películas: Stand by Me, por supuesto, pero también en The Mosquito Coast, de Peter Weir, junto a Harrison Ford.

A pesar del éxito, Stand by Me recibió solo una nominación al Oscar: Mejor Guion Adaptado. Sin embargo, se fue con las manos vacías. Al día de hoy, la película de Rob Reiner permanece en el corazón de todos los cinéfilos como una magnífica joya de culto. Al fin y al cabo, una estatuilla no es necesaria para hacer eterna a una película.