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Píxeles: amor por los videojuegos

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Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. El mundo de los videojuegos da para mucho. Desde pésimas adaptaciones como la infame Mario Bros, o genialidades como la actual The Last of Us, teniendo en el medio films regulares como la última Tomb Raider. Pero son pocos los casos donde se utilizan a los propios juegos como medio para contar otra historia. De esto último trata Píxeles, a la cual hoy le vamos a hacer una reseña.

Por Jorge Marchisio

La historia se centra en la actualidad (o al menos la del año del estreno), donde de la nada, un planeta extraterrestre entiende mal un mensaje enviado por los humanos al espacio, y nos declara la guerra utilizando la temática de los videojuegos de arcade. Así es como un grupo conformado por antiguos campeones de dichos fichines, se convierte en la última esperanza de la humanidad.

Sé que muchos detestan el cine de Adam Sandler, y no es para menos. Yo mismo padecí algunas de sus supuestas comedias y en lugar de gracia, me generaban odio. Pero quizás sea mi condición de gamer, o porque no esperaba nada de Píxeles, que esta película me terminó sorprendiendo y bastante. Sí sabemos que tiene todos los arquetipos del cine de Sandler, pero en esta ocasión, al menos para mí, funciona.

Por ejemplo, tenemos su amorío con una mujer no sólo extremadamente hermosa, sino que está bastante por encima de su nivel. Pero esto mismo es usado en pos de la comedia, con los personajes discutiendo constantemente del porqué tienen esa tensión sexual pese a que no deberían estar juntos. También volvemos a ver a algunos de los amigos del actor hacer acto de presencia, pero esta vez tenemos solo a uno, y en un rol apenas secundario, y con sus pocas intervenciones funcionando.

Pero donde radica para mí el encanto de Píxeles, es en esa nostalgia que transmite hacia unos videojuegos que eran extremadamente simples, pero que nos dieron horas y horas de felicidad (y ciento de monedas gastadas, nuestros padres contentísimos).

A día de hoy, varios de los juegos que están presentes en la cinta se pueden descargar al celular. Pero no es lo mismo jugarlos y pausarlos cuando queramos, a estar en un salón arcade rodeado de otros chicos que sentían la misma adrenalina que nosotros, mientras buscábamos desbarrancar al que tenía el puntaje más alto.

De todas formas eso no quita que tenga varios problemas de guion, o que los personajes tengan la profundidad de una pileta “Pelopincho”. Así que podríamos decir que estamos ante un claro caso de placer culpable en lo que a mis gustos respecta.

Píxeles a día de hoy es considerada una película más del montón, pero en lo personal, le guardo bastante cariño, por apelar a la nostalgia (algo que en su época de estreno no estaba de moda) y hacerme recordar a tiempos que ya no volverán.

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