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Hedwig: The Quiet Lakes: Buscando la sexualidad

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Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Hedwig: The Quiet Lakes (Hedwig: Los fríos lagos de la muerte) es una película holandesa de drama y suspenso de 1982. Está dirigida por Nouchka van Brakel y basada en la novela homónima de Frederik van Eeden. La película también es conocida internacionalmente como “The Cool Lakes of Death”, y estuvo seleccionada como Mejor Película en Lengua Extranjera en la 55ª Edición de los Premios Óscar, pero no fue nominada. Contó con Música de Peter Faber, Erik van ‘t Wout y Erik van der Wurff; fotografía de Theo Van de Sande y guion de Ton Vorstenbosch y Nouchka van Brakel.

Por Daniel López Pacha

Está protagonizada por Renée Soutendijk (Hedwig Marga “Hetty” de Fontayne), Derek de Lint (Ritsaart), Adriaan Olree (Gerard Johannes Hendrikus Wijbrands), Erik van ‘t Wout (Johan), Peter Faber (Joop), Claire Wauthion (Madre) y Krijn ter Braak (Padre).

El actor holandés Hans van Tongeren fue elegido inicialmente como Johan, el personaje que se suicida, pero se suicidó justo antes de que comenzara la filmación.

La película fue producida por Matthijs van Heijningen, con quien Nouchka van Brakel había trabajado anteriormente en “Historias oscuras para la calefacción central”, de 1975.​ Pero el presupuesto era bajo, lo que provocó un conflicto entre Van Brakel y Van Heijningen. Van Brakel estaba preocupada por la integridad artística, y Van Heijningen por el dinero.

Este último criticó públicamente a la directora y a su personal, donde los llamó “aficionados perezosos” en una importante revista de cine holandesa. Esto provocó un paro laboral. Luego Van Heijningen se disculpó públicamente, y se reanudó el trabajo. Después, sacó un anuncio de página completa y felicitó al personal. ​Las escenas de la película se rodaron en la finca Hof van Moerkerken en Mijnsheerenland, donde vivió Frederik van Eeden en el siglo XIX.

Sinopsis

Hedwig Marga de Fontayne es una mujer bella, inteligente, acomodada y rica. Su entusiasmo por la vida se encuentra en los hombres que la rodean, pero ni el matrimonio ni las aventuras le brindan felicidad. Es por eso que se inicia en la adicción a la morfina, junto con los deseos sexuales que siente. Esto provoca que ejerza la prostitución, llevándola a las alcantarillas de París como prostituta, y finalmente, a un manicomio.

Aquí, la directora pinta un retrato psicológico vivido por una mujer que literalmente se vuelve loca, por la falta de libertad en un mundo que está dominado por los hombres. En estas instancias, las mujeres quieren un cambio en su vida o una sociedad que se enfrente a la represión. Esto lo afirmó la directora en una entrevista, y dijo que es tarea de una cineasta feminista señalarlo.

La emancipación de la mujer

Está ambientada a principios del siglo XX. La infancia de Hedwig está llena de amor, riqueza e inocencia, pero sobre todo lo que debe ser su relación con los hombres y con Dios. Es por eso que es reprendida por sus creencias en las fantasías. Hedwig llega a la edad adulta como una mujer dúctil, que busca casarse con un hombre acomodado y tener hijos en lo que se suponía, era la unión perfecta que revela en la sexualidad el secreto del matrimonio.

En un sentido, se convierte en un melodrama. Toca temas como las anticuadas expectativas temerosas de Dios, la solidez de las uniones maritales y la liberación sexual de la mujer. Esto, visto por una joven de principio de siglo, en donde la tragedia de una mujer sumergida en los conceptos erróneos de la sociedad sobre el amor no se puede forzar, junto a la reciprocidad de los placeres.

Los derechos de las mujeres

La narración es casi cantada, entregada por el toque poderoso y delicado de la directora Nouchka van Brakel. La toxicidad de la cultura es tan severa que la generación anterior de mujeres se deja seducir por su poder para controlar a otras bajo el yugo de una sociedad dictada por los hombres.

Aquí la directora obtiene un gran escaparate, pasando de la ingenuidad de una heroína romántica hasta llegar a una loca atormentada. La película aprovecha al máximo su entorno con un ojo atento e ingenioso para el vestuario y la dirección de arte, lo que la convierte en una cápsula del tiempo convincente, así como en un excelente estudio de personajes.

Conclusión

Hedwig: The Quiet Lakes está contada con una opulenta sensibilidad visual que recuerda a las pinturas clásicas, en donde nuestra heroína se encuentra sometida a una serie de eventos confusos que afectan gravemente su salud mental. Hay un enfoque en lo que las mujeres tienen que soportar para ser aceptadas. Especialmente, se muestra en la escena en la que se venda el corsé y se remacha el mensaje perverso de que el dolor es igual a la belleza.

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