Directores controvertidos | Hoy: Jesús Franco
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Bienvenidos a una nueva nota de Revista Sincericidio. Si tenemos que hablar de un director rebelde, controvertido y marginal, ese es Jesús Franco, cuyo nombre completo era Jesús Franco Manera o conocido como Jess Franco. Fue un director, guionista, actor, compositor, editor, director de fotografía y productor de cine español. Nació el 12 de mayo de 1930 en Madrid, España, y falleció el 2 de abril de 2013 a los 82 años en Málaga. Franco fue una figura controvertida y prolífica en el cine, conocida por su estilo único y su enfoque audaz en el género del cine de explotación. Con más de 200 películas a sus espaldas, Jesús Franco está considerado el director español más prolífico de todos los tiempos.
“El cine es, sobre todo, una cuestión de amor”
Tío Jess
Jesús Franco creció en una familia relacionada con el mundo del cine. Su padre, Nicolás Franco, trabajaba como oficial en la Dirección General de Cine y su madre, Antonia Manera, era actriz. Desde una edad temprana, Franco mostró un interés por el cine y la música, y comenzó a experimentar con una cámara de cine Super 8 que le regalaron. Después de completar su educación secundaria, Franco asistió a la Universidad de Madrid para estudiar derecho, pero abandonó sus estudios para dedicarse a su verdadera pasión, el cine.
Ya en la década de 1950, Jesús Franco comenzó su carrera en el cine trabajando como ayudante de dirección y editor en varias producciones españolas. También comenzó a colaborar con directores como, Juan Antonio Bardem, León Klimovsky o Luis García Berlanga. Durante este tiempo, también empezó a dirigir y escribir sus propias películas de bajo presupuesto. Sus primeros trabajos se centraron principalmente en el género del cine negro y el thriller, con películas como “Tenemos 18 años” (1959) y “Gritos en la noche” (1961).

A partir de su debut, Jesús Franco comienza una prolífica carrera cinematográfica. Primero en España y posteriormente, huyendo de la censura del régimen franquista, en países como Francia, Alemania, Suiza, Portugal, Italia o Estados Unidos.
En 1962 Franco se casa con Nicole Guettard, actriz que participará en muchas de sus películas. Nicole también trabajaría como asesora de guiones de las películas de Franco. Ya en 1963 Jesús Franco colabora como ayudante de dirección con el cineasta estadounidense Nicholas Ray, en la película “55 días en Pekín” (1963), un drama bélico protagonizado por Charlton Heston, Ava Gardner y David Niven.
Al año siguiente Franco dirige “El Secreto del Dr. Orloff” (1964) otra co-producción hispano francesa de la que realiza una doble versión con escenas eróticas para el mercado extranjero. Luego dirige “La muerte silba un blues” (1964), una película policíaca rodada en Marbella que llama la atención del mismísimo Orson Welles. El director estadounidense se pone en contacto con Jesús Franco, ya que está buscando un director para la segunda unidad de su próximo proyecto: “Campanadas de media noche” (1965). Franco pasa ocho meses filmando en Girona junto a Orson Welles, en una de las experiencias más importantes y enriquecedoras de su vida.

En 1968 llegaría su primer éxito internacional “Necronomicón” (“Succubus” en el mercado internacional), que fue rodada en Alemania, la película protagonizada por la actriz francesa Janine Reynaud no tiene nada que ver con el libro demoníaco ideado por el escritor H.P. Lovecraft. El guion de la película Necronomicón fue rechazado en España por el Ministerio de Cultura debido a su temática y a su alto contenido sexual. Pero fue un éxito de taquilla internacional, tanto que el legendario director austríaco Fritz Lang (“Metrópolis”, 1927 o “M, el vampiro de Düsseldorf”) alabó la originalidad y la calidad de la película.
Llegó a firmar sus trabajos con pseudónimos para no saturar el mercado con su producción, estos fueron: Joan Almirall, Rosa María Almirall, Clifford Brawn, Clifford Brown Jr., Clifford Brown, Juan G. Cabral, Betty Carter, Candy Coster, Terry De Corsia, Rick Deconinck, Raymond Dubois, Chuck Evans, Toni Falt, Dennis Farnon, D. Khunne Jr., Jess Franck, J. Franco, James Franco, Jesse Franco, Jess Franco, Jesús Franco, A.M. Frank, Adolf M. Frank, Antón Martín Frank, Jeff Frank, Jess Frank, Wolfgang Frank, James Gardner, Manfred Gregor, Jack Griffin, Robert Griffin, Lennie Hayden, Frank Hollman, Frank Hollmann, Frarik Hollmann, J.P. Johnson, Yogourtu Ungue, James Lee Johnson, James P. Johnson, David J. Khune, David Khune, D. Khunne, David J. Khunne, David Khunne, David Kuhne, David Kunne, David Kühne, Lulu Laverne, Lulú Laverne, Franco Manera, J. Franck Manera, J. Frank Manera, Jesús Franco Manera, Jesús Manera, Jeff Manner, Roland Marceignac, A.L. Mariaux, A.L. Marioux, John O´Hara, Cole Polly, Preston Quaid, P. Querut, Dan L. Simon, Dan Simon, Dave Tough, Pablo Villa, Joan Vincent y Robert Zinnermann.
Las obras de Franco estuvieron influenciadas por una amplia gama de fuentes cinematográficas y literarias. Fue un admirador de directores como Luis Buñuel, Fritz Lang, Orson Welles y Alfred Hitchcock, cuyo estilo visual y narrativo influyeron en su trabajo. Además, Franco encontró inspiración en la literatura de autores como Edgar Allan Poe y el Marqués de Sade, cuyas historias eróticas y macabras se reflejaron en muchas de sus películas.

A finales de los 60 llegarían otros títulos relevantes del director con “Fu-manchú y el beso de la muerte” (1968) protagonizada por Christopher Lee, donde interpreta por primera vez al villano oriental o “Marqués de Sade: Justine” (1969), basada en los escritos de Sade y protagonizada por Klaus Kinski y actrices italianas de la talla de Maria Rohm y Romina Power.
Franco comenzaría la prolífica década de los 70 con varios proyectos importantes. “El Conde Drácula” (1970) considerada una de las primeras adaptaciones fieles de la novela de Bram Stoker y protagonizada de nuevo por el conocido actor británico Christopher Lee. También participó el actor alemán Klaus Kinski y la actriz española Soledad Miranda, quien repetiría protagonismo en “Las vampiras” (Vampyros Lesbos, 1971) otra película fundamental en la filmografía de Franco donde explora la sexualidad lésbica de las vampiras y que encumbra a la actriz sevillana a la fama internacional. Por desgracia, Soledad Miranda murió poco después en un accidente automovilístico en Portugal, justo cuando su carrera cinematográfica comenzaba a despegar.
Después de la muerte de Soledad Miranda, Franco conoce a la actriz Lina Romay, casada en ese momento con el actor Ramon Ardid. Ambos actores protagonizan en la década de los 70 diecinueve películas de Franco. Entre ellas “Lorna, la exorcista” (1974), una cinta sexual de posesiones; o “Jack el destripador” (1976) una película suiza protagonizada por Klaus Kinski. La amistad entre Lina Romay y Franco fue creciendo con los años, a lo cual comienzan una relación y se casaron oficialmente en 2008.

Durante los años 70 Franco rodaba tantas películas que decidió montar su propia productora, Manacoa Films. Bajo su propio sello, filma hasta 10 títulos en un mismo año, aprovechando en muchas ocasiones el mismo material, el reparto e incluso el metraje para varios proyectos. Años más tarde, muchos actores descubrieron, que habían protagonizado films por los que ni siquiera les habían pagado. También se dedicó a rodar dobles e incluso triples versiones de sus cintas, con más o menos contenido sexual dependiendo del mercado.
También en la década de 1970, algunas de sus películas eróticas y de terror fueron objeto de censura en varios países, por ejemplo “Al otro lado del espejo” (1973), incluyendo España y Alemania. Sus películas fueron consideradas demasiado o moralmente ofensivas para ser exhibidas sin restricciones. Esto resultó en la mutilación y censura de sus obras en ciertos territorios, lo que afectó la integridad de su visión artística original, especialmente en relación con el tratamiento de las mujeres. Algunos críticos y espectadores consideran que su enfoque era sexista y explotador, ya que sus películas a menudo presentaban imágenes gráficas de violencia sexual y desnudos gratis.
Franco también se vio influenciado por el cine de explotación y el cine de género, especialmente el cine de horror y erótico. Experimentó con diferentes géneros y mezcló elementos del cine de terror, el cine erótico, la ciencia ficción y el cine de espías en sus películas. Su estilo distintivo a menudo presentaba una atmósfera sensual y onírica, con imágenes eróticas, violencia gráfica y tramas surrealistas.

Sus películas a menudo presentan escenas de desnudos, contenido sexual explícito y una fascinación por los aspectos más oscuros y tabúes de la sexualidad. Franco desafió las normas convencionales, y en muchos casos, se adentró en el terreno de lo subversivo y lo transgresor. Utilizó el erotismo como un medio para explorar la psicología de los personajes y para cuestionar las restricciones impuestas por la sociedad en relación con la sexualidad.
A menudo combinaba elementos de terror con el erotismo, creando un estilo único y distintivo. Sus obras presentan imágenes gráficas, violencia y un enfoque en lo macabro. Franco experimentó con diversas formas de presentar el horror, utilizando técnicas visuales y narrativas para generar un gran impacto en el espectador. Sus películas de terror se caracterizan por su atmósfera oscura, tramas enrevesadas y personajes complejos.
Ya en los años 80 regresa al género de terror, con “Colegialas violadas” (“Bloody Moon”, 1981), una película de terror slasher con un título desafortunado en España ya que no trataba sobre colegialas. Luego “El hundimiento de la casa Usher” (1982), una adaptación del cuento de terror homónimo escrito por Edgar Allan Poe. También “Sola ante el terror” (1986), con la cual regresa a España y es considerada como una de las últimas grandes obras del director. Pero tampoco deja atrás la pornografía, por ejemplo con “El chupete de Lulú“ (1985) o “El ojete de Lulú” (1986), ambas protagonizada con la que sería su esposa Lina Romay.

A mediados de los años 90, Franco regresa a las salas de cine españolas con el estreno de “Killer Barbys” (1996), una película, protagonizada por Santiago Segura, Mariangela Giordano, Aldo Sambrelli y Silvia Superstar, que gira en torno al grupo de punk gallego Killer Barbies. El estreno de “Killer Barbys” coincidió con un homenaje internacional y una reivindicación de su obra en la ciudad de Nueva York, donde Jesús Franco recibe un premio por su trayectoria de manos del emblemático productor Roger Corman.
Como un director experimental tanto en términos narrativos como estéticos, sus películas a menudo desafiaban las convenciones narrativas tradicionales, presentando estructuras no lineales, saltos en el tiempo y narraciones fragmentadas. Además, utilizó una gran variedad de técnicas cinematográficas, como el uso de imágenes oníricas, el montaje disruptivo y la exploración de distintos estilos visuales. Su enfoque innovador y arriesgado en cuanto a la narración y la estética le permitió crear un cuerpo de trabajo diverso y ecléctico.
A lo largo de su carrera, su trabajo recibió reacciones mixtas por parte de la crítica especializada. Algunas de sus películas fueron elogiadas por su estilo visual arriesgado, su enfoque experimental y su capacidad para desafiar las convenciones cinematográficas. Sus películas a menudo incorporan elementos surrealistas, narrativas fragmentadas y estética erótica. Esto le valió una base de seguidores leales y el reconocimiento de ciertos críticos que valoraban su enfoque audaz y único.
Sin embargo, se le criticó por su enfoque descuidado de la narrativa, las actuaciones deficientes y la falta de coherencia en su estilo de dirección. Además, su inclinación hacia el cine erótico y el contenido controvertido llevaron a que muchos críticos consideraran su trabajo como vulgar, sin sustancia y enfrentó problemas de censura a lo largo de su carrera.

Aunque era consciente de las controversias que rodeaban su trabajo, defendía su libertad creativa y argumentaba que su objetivo era empujar los límites del cine convencional y desafiar las normas establecidas. Aunque sus películas pueden haber generado debate y críticas, también abandonaron un impacto duradero en el género del cine de explotación y han adquirido un estatus de culto entre algunos seguidores del cine de culto y del estilo único de Franco.
El legado de Franco en el cine español es notable. Su estilo único y provocador abrió nuevas posibilidades y dio paso a una generación de cineastas españoles que exploraron temáticas transgresoras y estilos visuales arriesgados. Su influencia se ha sentido en el cine español posterior, particularmente en el género de terror y en directores que buscan romper con las convenciones establecidas. En la vigésimo tercera edición de los premios Goya, celebrada el 1 de febrero de 2009, la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de España le entregó el premio Goya de Honor por su extensa trayectoria cinematográfica.
En 2019 la Filmoteca Española descubría una película inédita de Jesús Franco que se consideraba perdida. El negativo de “Vaya luna de miel” (1979), que aparecía en los archivos de la filmoteca y se estrenaba para conmemorar los 30 años de la institución en el rehabilitado Cine Doré. Los protagonistas del film fueron Lina Romay y Emilio Álvarez, basado en un relato de Edgar Allan Poe.

Jesús Franco fue un director audaz, innovador y controvertido que dejó una marca indeleble en el cine español. A través de su estilo distintivo, exploró géneros diversos y desafió las convenciones establecidas, convirtiéndose en un icono del cine de género. Su enfoque arriesgado y su capacidad para evocar una amplia gama de emociones en sus audiencias hicieron de él un director único y memorable.
Aunque su trabajo fue objeto de controversia y sus películas fueron recibidas de manera desigual por la crítica, su legado sigue vivo en el cine español y continúa siendo apreciado por los amantes del cine de culto en todo el mundo. Jesús Franco quedó grabado como un visionario del cine que desafió los límites establecidos y abrió nuevos caminos para la creatividad y la expresión cinematográfica.