Indiana Jones y el dial del destino: Despidiendo a un amigo

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Entre lágrimas escribo esta crítica sobre la última entrega de Indiana Jones, que es más bien una carta de despedida a un gran amigo.

Por Mario Luzuriaga

Indiana Jones (Harrison Ford) está retirándose luego de una larga carrera en la universidad y en la aventura. Todo cambia cuando su ahijada Helena (Phoebe Waller-Bridge) se presenta para obtener el mecanismo de Anticitera, mejor conocido como “El dial del destino”, pero es perseguida por un grupo de neonazis que quieren cambiar el curso de la historia.

Querido Indy:

Esperé volver a verte en acción luego de 15 años, cuando pensé que la Calavera de Cristal fue tu última aventura. Pero finalmente supe que ibas a volver para una última aventura, llena de suspenso, acción e intriga. Por suerte llegó, pero con un poco de decepción, ya que una parte importante de tu vida te abandonó, como lo fue Steven Spielberg. Afortunadamente, quien logró ayudarte para continuar la aventura fue el director James Mangold, un hombre que respeto muchísimo.

Mangold logró -a su manera- plasmar tus aventuras en el cine y le agregó un plus muy interesante que no revelaré ahora, pero que entre nosotros sabemos lo que pasó en tu vida, y que el público deberá descubrir. Lo que a muchos les pareció verte como un viejo cascarrabias, yo te vi como un ser humano, que siente y logra sobrepasar como puede.

Lo que amé fue conocer que tuviste una aventura muy interesante a fines de la Segunda Guerra Mundial junto a un viejo amigo llamado Basil Shaw (Toby Jones), quienes estaban buscando la lanza con la que ultimaron a Cristo, pero que se encontraron con el famosos mecanismo de Anticitera, el dial del destino, en la que el científico Jürgen Voller (Mads Mikkelsen) quiso arrebatártelo dentro de ese tren.

Pero ya años más tarde regresó para quitártelo nuevamente con sus secuaces, en una carrera por el mundo para encontrar el mecanismo y cambiar el curso de la historia.

En ese viaje que realizaste pude conocer más la historia de tu ahijada, quien estuvo impecable a la hora de enfrentarse a todas las secuencias de acción. No fue un personaje de relleno, Helena estuvo perfecta y, obviamente, no será tu sucesora, como muchos pensaban. Vos siempre serás el único.

Durante este viaje de casi tres horas pude disfrutarte al máximo, desde la aventura inicial hasta la actualidad, en la que te veo con un kilometraje recorrido, pero lo que nunca se agota es la energía que viene de tu corazón.

Me has hecho emocionar mucho, me acompañaste en mi niñez, en mi adolescencia y en mi temprana adultez, y por eso siempre te voy a estar agradecido. Me enseñaste muchas cosas: aprender historia, ciencias y amar al cine. Es por esto que te quiero agradecer por ser mi gran compañero de aventuras y que siempre estarás en mi corazón. Le contaré a mis hijas sobre tus hermosas aventuras. Hasta siempre…

Tu amigo,

Mario

Calificación: Muy buena