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El Exorcista del Papa: Indiana Jones contra el demonio

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Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Si había una historia perfecta para contar en una película de terror, era la del padre Gabrielle Amorth (1925-2016) uno de los más importantes exorcistas del Vaticano quien, durante 30 años, realizara más de 60.000 exorcismos.

Por César Arturo Humberto Heil

El productor Michael Patrick Kaczmarek vio en los libros “An Exorcist Tells His Story” y “An Exorcist: More Stories” escritos por el padre Gabriele Amorth, una posibilidad de llevar al cine la historia de este particular personaje del Vaticano. Para este proyecto pensó en que quien mejor podía representar al sacerdote exorcista era el actor Rusell Crowe, y quién debería estar el frente de las cámaras era el director Julius Avery.  Bueno, a veces las mejores ideas no terminan como uno espera y El exorcista del Papa (2023) es un claro ejemplo de que por más que se parta de un material interesante, no siempre se llega a buen puerto.

El exorcista del Papa llegaba con la “chapa” de estar inspirada en hechos reales y con la idea de recuperar al mejor Russell Crowe, pero esta nueva vuelta de tuerca al tema de las posesiones demoníacas que inauguró el recientemente fallecido William Friedkin no está a la altura de las peores imitaciones de El exorcista. Esta producción de terror se acerca más a una película de aventuras con algún que otro susto barato y escenas de posesiones ya vistas infinidad de veces.

La trama gira en torno a una familia norteamericana compuesta por Julia (Alex Essoe) y sus hijos Henry (Peter DeSouza-Feighoney) y Amy (Laurel Marsden) que luego de la muerte del padre de familia recuperan una vieja abadía en España, con el fin de restaurarla, sin saber que allí se esconde un oscuro secreto que involucra a un poderoso demonio y al propio Vaticano.

Apenas llegan allí y en medio de las remodelaciones, Henry, el más pequeño de la familia, comienza a ser víctima de una fuerza demoníaca que permanecía fuertemente resguardada en una de las paredes del sótano y que con los trabajos de los obreros se libera. Poco a poco esta entidad maligna se va apoderando del alma y el cuerpo del niño hasta poseerlo por completo.

En el Vaticano, el Papa (Franco Nero) enterado de este incidente, decide llamar a su hombre de confianza en temas de exorcismos, el padre Gabrielle Amorth, para que vaya e investigue el caso. Una vez en tierras españolas y armado con un “arsenal” religioso que incluye cruces, amuletos y agua bendita, y la colaboración del sacerdote local Ezequiel (Daniel Zovatto), el veterano y experimentado sacerdote exorcista deberá hacerle frente a Asmodeo, uno de los más poderosos demonios de la creación, y no le será nada fácil. Su trabajo no terminará solamente en expulsar al demonio del cuerpo de Henry, sino que lo llevará a una vieja historia que tiene relación directa con los archivos secretos del Vaticano y con los oscuros tiempos de la Inquisición.

El filme, que no pretende otra cosa que entretener a fuerza de juntar todos los estereotipos posibles, es el típico producto pasatista, “pochoclero” con aires de blockbuster, aunque no le da la nafta, y que tiene en Russell Crowe lo más destacado, ya que su actuación del padre Amorth, sumamente estereotipada, hay que decirlo, es bastante divertida y eso le da un tono diferente a lo visto en este tipo de filmes.

La caracterización planteada por los guionistas Michael Petroni y Evan Spiliotopoulos está muy lejos del verdadero sacerdote y se asemeja más a personajes arquetípicos como Indiana Jones, Jack Sparrow o Allan Quatermain, lo que demuestra a las claras cuáles han sido las intenciones de los productores.

Para quienes vimos el documental The Devil and Father Amorth (2017) de William Friedkin sobre el verdadero padre Gabrielle Amorth, ver El exorcista del Papa es un indudable insulto al personaje original, a sus exorcismos realizados y a todas las víctimas que han sufrido posesiones reales. Quienes no hayan visto el documental y quizá no conozcan nada sobre la tarea realizada por este sacerdote exorcista, es probable que la película los entretenga y nada más.

Conclusión

Por momentos, El exorcista del Papa coquetea con historias como El código Da Vinci de Dan Brown o recuerda a Las minas del Rey Salomón de H. Rider Haggard por sus escenas dentro de lúgubres catacumbas y pasajes escondidos. Toda esta mezcla hace que entre tantas idas y vueltas, el terror se termine difuminando y el filme pase sin pena ni gloria.

Muchos de los efectos que se muestran, los cuales son de muy mala calidad técnica, ya los hemos visto en otras películas. Giros de cabeza, moverse como una araña, gritos e insultos, convulsiones, inscripciones en la piel, laceraciones varias, caminar por los techos y objetos que vuelan por los aires son algunos de los que se pueden apreciar. En fin, como ya dije, un refrito de lugares comunes.

No esperen de El exorcista del Papa un filme serio, sino más bien prepárense para un producto simplista, ramplón, intrascendente y poco terrorífico. Eso sí, seguramente disfrutarán de esta nueva combinación de personajes entre Indiana Jones y un sacerdote exorcista.

Disponible en HBO Max

Calificación: Regular

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