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The Killer: Fría y sin alma

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Bienvenidos a una nueva nota de Revista Sincericidio. Si había una película cuyas expectativas eran altas era The killer (2023), el nuevo trabajo del director David Fincher, quien volvía a trabajar con el guionista Andrew Kevin Walker después de más de 25 años cuando deslumbraron con la excelente Seven (1996).

Por César Arturo Humberto Heil

En esta oportunidad las cosas no salieron como aquella vez. The killer es un producto a medio camino con muchos problemas de guion, pero también conceptualmente. En esto me estoy refiriendo al tono que el director Fincher le imprimió, el cual es a mi entender equivocado y hace que la película se sienta extremadamente distante.

La historia es la de un asesino a sueldo (Michael Fassbender) cuya eficacia ha sido hasta ahora perfecta y que, en su último encargo, ve como todos sus méritos acumulados durante años de actividad se van por la cloaca cuando falla en su tarea.

A partir de ese hecho las cosas se vuelven en su contra. Cuando su hermana Magdala (Sophie Charlotte) es atacada en su refugio ubicado en República Dominicana, empieza un derrotero que encamina al filme en la senda de las típicas historias de venganzas.

¿Pero, cuáles son los problemas de The killer? Uno de sus mayores problemas es el distanciamiento intensional, tanto desde el guion como desde la dirección que la dupla creativa impuso y la cual pretende estar en sintonía con la frialdad de un personaje que carece de toda empatía hacia sus víctimas.

En este sentido, el principal elemento de distanciamiento es la narración en off por parte del personaje protagónico, la cual está a lo largo de todo el filme y es el hilo narrativo que sustenta de alguna manera el relato. El inconveniente de esta “voice over” es que lo que va narrando no es otra cosa que una serie de estadísticas, citas, refranes y repeticiones cual mantra, de los pasos que debe seguir el personaje para garantizar el éxito de su misión.

Es evidente que lo que se buscó es mostrar el nivel de desconexión del personaje con la realidad que implica su actividad al llevarlas al reduccionismo de las frías cifras. Quizá en las discusiones de guion esta idea sonaba bastante interesante, pero insertada en todo el contexto del filme termina siendo una mala decisión.

Por otro lado, está la linealidad del relato. Este es sumamente plano, casi sin sobresaltos ni plot points que sorprendan o cambien el curso de los acontecimientos. Eso provoca que todo se vea previsible, como las acciones del asesino, cuyo hábito rutinario y repetitivo de las reglas a seguir ordenan su tarea. Bueno, uno puede decir ¡que genialidad! Y la respuesta es sí. Una genialidad en las discusiones de café, pero como lo anterior no funciona en el traslado a la narrativa cinematográfica. Otro gran desacierto.

Así es todo el filme. Forzadamente explicativo como cuando va cambiando de identidades cada vez que realiza una transacción que pueda dejar huellas. A cada compra, cada ingreso a un hotel o cada alquiler de auto siempre hay un servicial empleado que se encarga de reforzarnos su cambio de identidad diciendo: “bienvenido señor fulano” “gracias por elegirnos señor mengano”, “disfrute su estadía señor perengano”. Hasta tres veces está bien, pero cuando ya se convierte en una norma, termina por agotar al espectador.

Tampoco colabora la actuación de Michael Fassbender. El actor se muestra acartonado sin matices ni cambios. La lógica de los personajes en el cine indica que, a pesar de ser un frío asesino, un personaje cinematográfico para crecer dentro de un relato necesita verse humano. Aquí sucede todo lo contrario. Su actuación no parece humana, dando la sensación de que dicha caracterización fue diseñada por una Inteligencia Artificial.

El aporte de una actriz de la talla de Tilda Swinton como La experta, otra asesina a sueldo, podría haberle dado un salto de calidad, pero su participación es intrascendente y está en la misma sintonía que Fassbender y que todo el filme.

Conclusión

The killer es una película fría y vacía. Lo que busca es introducir al espectador en la mente de un asesino a sueldo y se olvida que el cine es principalmente un entretenimiento que funciona gracias a las técnicas narrativas, las cuales se vienen utilizando desde Aristóteles a esta parte.  No siempre intentar romper estas reglas es provechoso, en especial cuando lo que se cuenta es un típico cuento de venganza. Una verdadera pena.  

Disponible: Netflix

Calificación: Regular

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