Osario Norte: Últimos días de la víctima
4 minutos de lecturaBienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. En el marco del BARS (Festival Buenos Aires Rojo Sangre), el día domingo 26 del corriente se va a estrenar en forma exclusiva Osario Norte, nuevo documental del realizador español postulado al premio Goya en 2012, con una temática que nos toca muy de cerca a los cinéfilos y ahora te explicamos por qué.
Por Diego M. Bravo
Lugares Comunes
Efectivamente nos estamos refiriendo al escritor José Manuel Serrano Cueto (autor de “Zombie Evolution, el libro de los muertos vivientes en el cine”; “Aldo Sambrell, la mirada más despiadada”, “Gaditanos en el cine”, entre muchos otros). Como guionista y director fue postulado al premio Goya al mejor documental por su obra “Contra el tiempo” (2012). Ahora, en su última obra que pudimos ver en exclusiva, se ocupa de los últimos días de vida del actor argentino George Rigaud (1905-1984), quien falleció a consecuencias de un accidente de tráfico que sufrió en la localidad española de Leganés, rodeado de extrañas y muy tristes circunstancias.
Este actor tuvo una prolífica carrera en Europa, principalmente en Francia, en donde se instaló desde los ocho años hasta un poco antes del inicio de la segunda guerra mundial. En ese país trabajó a las órdenes de prestigiosos directores como René Clair y Max Ophuls.
Luego sigue su carrera en Argentina, en donde es galán de grandes estrellas como Zully Moreno en “La trampa” (1949) de Carlos Hugo Christensen, de Laura Hidalgo en “Caidos en el infierno” (1954), de Luis César Amadori, entre muchos otros. Además hace un rol de importancia en el cine negro yanqui en obras como “Yo solo me basto” (I Walk Alone, 1947) de Byron Haskyn junto a Burt Lancaster y Kirk Douglas y “Sangre Negra” (Native Son, 1951) de Pierre Chenal, entre muchas otras. En 1957 se muda e instala definitivamente en España, en donde realiza la friolera de más de 150 films, de diversos géneros, policiales, filmes de época, terror, spaghetti westerns, etc.
Protagoniza dos filmes que lo catapultan a la fama en toda España: “El día de los enamorados“ (1959) de Fernando Palacios y su secuela: “Vuelve San Valentín” (1962) en donde encarna a San Valentín. Pero su film más famoso e importante, desde mi punto de vista personal, es “Pánico en el Transiberiano” (Horror Express, 1972) de Eugenio Martin, junto a estrellas de la talla de Peter Cushing, Christopher Lee, Telly Savalas y nuestro compatriota Alberto de Mendoza.
La ley de la frontera
El documental de 71 minutos nos cuenta de esto también, pero se centra principalmente en su misteriosa muerte y sus últimos momentos de vida. Como mencionamos, el accidente de tránsito que sufrió le dejó secuelas irreversibles que lo condujeron a la muerte en el invierno de 1984. El actor había quedado viudo hacía algunos años y su único familiar fue una sobrina, de la que también se sabe poco y nada. Solo el portero de su edificio y algunos vecinos se preocuparon de acompañarlo en sus últimos momentos.
Debido a la falta de familiares y de la vida sobria pero humilde del actor, que desde 1982 no trabajaba delante de cámara y vivía de sus ahorros, fue enterrado en el cementerio del lugar y luego, con el paso de los años, sus restos fueron a parar al “Osario Norte”, que da título a esta obra.
Serrano Cueto hace un gran trabajo lleno de amor hacia el olvidado actor, para rescatarlo, como se lo merece. Junto con los testimonios del director de “Pánico… “, Eugenio Martin (en su última aparición delante de las cámaras, ya que falleció el año pasado) los actores Lone Fleming, Antonio Mayans, Paca Gabaldón, Pedro Casablanc, entre otros, junto con el propio director, ponen el cuerpo delante de cámara investigando y tratando de armar el gran rompecabezas de los últimos momentos del actor y su posterior rescate del olvido.
Tiempo de revancha
En un trabajo profundamente lleno de cariño y afecto, el recuerdo nos trae a la vida a este actor de reparto, que durante muchísimo tiempo permaneció olvidado injustamente. Es increíble el denodado esfuerzo del director, a través del tiempo, de conseguir que los concejales del pueblo aprueben algún tipo de recordatorio, como por ejemplo, colocar una placa para recordar a Rigaud, transformándose en una burocrática lucha contra los poderes de turno, que nunca se terminan de comprometer en este humilde recuerdo y resarcimiento con el pasado.
A pesar de que es un film que nos puede emocionar por la tristeza que nos recorre, al narrar el calvario de los últimos momentos de Rigaud, la labor de muchísimo cariño que lleva adelante el director Serrano Cueto compensa y llena de luz de esperanza la idea de que artistas de esta talla, merecen una segunda oportunidad, de recibir el cariño y revivir el recuerdo de todo un público que no los olvida nunca. Solo se quedan detrás de alguna cortina teatral, esperando hacer su nueva aparición.
Un excelente documental que merece verse y conocerse para completar el círculo del recuerdo y afecto que se merecen estas figuras, que viven en nuestro corazón y en la memoria de muchos de nosotros, eternamente.