Lo que quisimos ser: “El año que viene a la misma hora”

“Siempre elegimos ser lo que nos piden, por miedo a quedarnos solos”

Irene (Eleonora Wexler) a Yuri (Luis Rubio)

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio.. Este jueves 24 se estrenó en salas, el nuevo y esperado filme Lo que quisimos ser (2024) del talentoso director argentino Alejandro Agresti, quien no filmaba desde 2015, año en el que se estrenó su anterior filme: “Mecánica popular”. Su nueva obra fue galardonada con el premio al mejor largometraje, en competencia internacional, en el FIC.UBA, a continuación te contamos que nos pareció.

Por Diego M. Bravo

Cuando Yuri conoció a Irene

La acción sucede en 1998, y en una vacía función de la Cinemateca, viendo una función de “Ayuno de amor” (His Girl Friday, 1940) de Howard Hawks con Cary Grant y Rosalind Russell, se conocen Irene (la talentosa Eleonora Wexler) y Yuri (un gran Luis Rubio), café mediante, se proponen jugar a no brindarse datos personales ni nada de la realidad y se proponen jugar a lo que siempre soñaron ser, viéndose una vez por semana a lo largo de varios años.

Con esta premisa tan minimalista pero sumamente conmovedora, Agresti construye un relato que emociona en forma sutil y gradual. A su vez, la historia contiene un fuerte componente literario hecho imagen, mérito del propio Agresti, ya que en el último tiempo se estuvo dedicando a la escritura. Logrando un film tan curioso como deliciosamente disfrutable, un film maduro y logradísimo.

De todas formas, vale aclarar que esta bellísima y personal historia de amor, no es para todos los públicos. No hay “fan service”, “ni cameos imprevistos”, “ni un montaje psicodélico”, “ni siquiera algún tema de moda o algún hit de antes, versionado por alguna estrellita fugaz con sus 15 minutos de fama”.

Sensatez y sentimiento

Es un film que interpela a un público adulto, de más de 40 años para ser sinceros, conmueve a más a medida que uno suma años en el kilometraje. Agresti logra maravillas con muy pocos actores y escenarios, traslada a imágenes este cuento tan emotivo. Para lograrlo se vale de escenarios auténticamente porteños, que reflejan claramente nuestra idiosincrasia, iluminados magistralmente por Marcelo Camorino y con una dirección de arte brillante a cargo de Ezequiel Endelman.

Mención aparte para los actorazos protagonistas.

Eleonora Wexler en su madurez interpretativa nos brinda una Irene auténtica, vívida, que pasa por todos los estados. Es un personaje rico en matices que ella construye y encarna de forma elegante y brillante. Aún en los momentos más difíciles demuestra su oficio, logrando una actuación tan sabiamente emocionante, con la que se conecta y empatiza con el espectador desde el minuto uno.

Luis Rubio, en su primer protagónico lejos de la comedia, logra ser un protagonista a la altura de su compañera. Personaje escrito especialmente por el director para él, logra lucirse y entrega una actuación conmovedora.

También merecen nombrarse al mozo Fermín compuesto por Carlos Gorosito y a Sebastián, el hijo de Irene, compuesto por el propio hijo del director, Antonio Agresti.

Lo que quisimos ser respira por partes iguales, literatura y cinefilia, con una historia de amor tan particularmente dulce como extravagante. Un film que merece verse y disfrutarse, por que bien vale la pena.