La trampa del ratón: Cuidado con el «queso»
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Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. La trampa del ratón (The Mouse Trap), película slasher canadiense de 2024 dirigida, filmada y editada por Jamie Bailey y escrita por Simon Phillips. Es una reinterpretación de terror del cortometraje animado Steamboat Willie (1928) de Walt Disney, reconocido por ser la primera aparición de Mickey Mouse. Con música de Darren Morze. La filmación comenzó en Funhaven, una sala de juegos en Ottawa, Canadá, en el transcurso de 8 días en el verano de 2023. Distribuida por Gravitas Ventures.
Por Daniel López Pacha
Los protagonistas
Simon Phillips (Mickey Mouse / Tim Collins), Sophie McIntosh (Alex Fen), Madeline Kelman (Jayna), Ben Harris (Ryan), Callum Sywyk (Marcus), Mireille Gagné (Gemma), James Laurin (Paul), Kayleigh Styles (Jackie), Mackenzie Mills (Rebecca), Jesse Nasmith (Danny), Allegra Nocita (Marie), Damir Kovic (detective Cole), Nick Biskupek (detective Marsh).
Sinopsis
En la noche de su cumpleaños 21°, Alex se queda trabajando hasta tarde en un parque de diversiones. Sus amigos han preparado una sorpresa para celebrar, pero la fiesta se convierte en una pesadilla cuando un asesino enmascarado como Mickey Mouse inicia un macabro juego en el que ella deberá luchar por su vida.
Un intento fallido de slasher con dominio público
La reciente expansión del dominio público ha permitido que la icónica imagen de Mickey Mouse en Steamboat Willie sea utilizada sin restricciones legales. Este cambio ha abierto la puerta para que cineastas experimenten con el personaje en nuevas interpretaciones, lo que ha dado lugar a La trampa del ratón, un slasher que intenta capitalizar esta libertad creativa. Sin embargo, el resultado final está lejos de ser una celebración del terror o un tributo ingenioso al legado de Mickey.
Una estructura que sabotea su propio ritmo
El mayor problema de la película radica en su estructura narrativa. Desde el inicio, el film introduce una investigación policial que interrumpe constantemente la historia central. Rebecca, el personaje clave en los interrogatorios, parece poseer información que lógicamente no debería conocer, lo que mina la credibilidad del relato y actúa como un spoiler inadvertido. Además, estas escenas cortan el ritmo de la trama principal, que ya de por sí sigue un esquema predecible de acecho y asesinato.

La historia no innova en absoluto dentro del género. Un grupo de amigos se reúne para una fiesta sorpresa, lo que pronto se convierte en una cacería slasher estándar. La película juega con la identidad del asesino, generando un falso sentido de misterio, pero el desenlace es tan arbitrario que cualquier intento de sorpresa se siente forzado. Además, la presencia de elementos sobrenaturales, como la aparente capacidad del asesino para teletransportarse, se introduce sin coherencia ni explicación, debilitando aún más la narrativa.
Efectos mediocres y una atmósfera desaprovechada
A nivel visual, La trampa del ratón no ofrece mucho que la distinga de otras producciones de bajo presupuesto. La mayoría de las muertes ocurren fuera de cámara o están empañadas por un CGI mediocre, restando impacto a las escenas de violencia. El uso de una sala de juegos como escenario principal podría haber aportado una estética vibrante y nostálgica, pero el resultado es un espacio oscuro y genérico que carece de identidad.
El diseño del asesino, con una versión distorsionada de la clásica imagen de Mickey Mouse, es uno de los pocos aspectos rescatables del film. Su apariencia es inquietante y su presencia impone, pero la ejecución de sus escenas de terror no está a la altura. La idea de que sea vulnerable a luces estroboscópicas es interesante, pero nunca se explora de manera efectiva, lo que convierte esta debilidad en un recurso desaprovechado.

Un guion que confunde lo meta con lo torpe
El diálogo es otro de los puntos flacos de la película. En varios momentos, los personajes discuten sobre cómo es estar en un slasher, intentando adoptar un tono meta similar al de Scream (1996). Sin embargo, la ejecución es torpe y forzada, haciendo que estas referencias se sientan más como una muleta argumental que como un homenaje genuino. Además, los personajes carecen de desarrollo, lo que impide que el espectador se involucre emocionalmente en sus destinos.
Otro problema es la dirección de Jamie Bailey, que parece no decidirse entre la parodia, el terror convencional o el cine de culto. Como resultado, la película queda atrapada en un limbo tonal, donde los momentos de supuesta tensión generan risas involuntarias, y las escenas de comedia se sienten fuera de lugar. El descargo de responsabilidad inicial, que enfatiza la desvinculación de Disney, establece un tono extraño que persiste a lo largo del film, subrayando su identidad como una curiosidad legal más que como una propuesta artística.

Conclusión
Si La trampa del ratón hubiera apostado por un gore espectacular y muertes creativas, podría haber encontrado su nicho dentro del slasher de serie B. Sin embargo, la falta de creatividad en sus asesinatos, la dependencia de efectos visuales mediocres y una historia desordenada la condenan a la irrelevancia. Lo que podría haber sido un experimento intrigante con el dominio público termina siendo una película olvidable, cuya principal razón de existir parece ser la urgencia de aprovechar una brecha legal antes que la intención de contar una historia efectiva.
Disponible: En cines
