The Walking Dead: Dead City, temporada 2

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Para nadie es secreto de que el furor por The Walking Dead murió hace tiempo (no nos peguen por ese chiste malo). Pero los spin off no paran de salir, y en lo personal, el único que estoy siguiendo es el que les voy a comentar ahora, y que llegó al final de su segunda temporada la semana pasada. Así que apurémonos antes que los caminantes nos agarren y veamos que pasó.

Por Jorge Marchisio

Ya con Negan estando del bando/secuestrado por Dama, y Nueva Babilonia a punto de atacar la isla, Maggie se ve involucrada también, cuando es forzada a ir por el último bando gracias a una Sheriff con sed de sangre. Mientras que, en la ciudad, un nuevo líder asciende. El juego de las traiciones y venganzas vuelven a darse.

Bueno, aunque nadie lo crea, esta serie no se siente como un “vamos a seguir robando con los zombies” como sí pasaba con las últimas temporadas de la serie madre. De hecho, como dije en la review de la primera temporada; si había dos personajes que se habían ganado el “queremos saber cómo siguen” eran Maggie y Negan. Con el agregado del buen villano que era El Ucraniano.

A esta temporada se nos suma Kim Coates (quizás lo tengan visto de Sons of Anarchy) como un nuevo villano, bastante excéntrico, sofisticado, pero que en el fondo no deja de ser un hdp. Y Dasha Polanco en quizás la peor actuación de la temporada, como la mencionada Sheriff de la sinopsis. Sobreactuada e intentando imitar los modismos que hacía Negan en sus primeras apariciones.

Sí quiero resaltar un capítulo en especial, que sucede faltando dos episodios para el final, donde vemos como Maggie se emprende en la búsqueda de Herschel, su hijo, siendo guiada por El Ucraniano. Quizás es lo más lisérgico al estilo Silent Hill que hayamos visto a lo largo de toda la serie desde sus inicios allá hace más de diez años. No sé de quien fue la idea, pero se celebra la experimentación.

El resto de los apartados, creo que ya los conocen y son los de siempre. La fotografía cumple sin ser una obra de arte, el maquillaje de los zombies también, aunque ya no se entiende cómo es que siguen con ropa o en pie habiendo pasado tantos años de la infección. Y de nuevo, lo peor de todo es el CGI, que se nota mucho en los fondos y planos generales.

Esta segunda temporada, The Walking Dead: Dead City muestra que aún tiene cosas que contar; el tema es que pareciera que a la serie le dan cada vez menos presupuesto. Si buscan algo para pasar el tiempo, sin demasiadas pretensiones, es una buena opción.