Folk horror: Análisis de Matriarca
3 minutos de lecturaBienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. En los últimos años ha cobrado mucha fuerza dentro del cine de horror un subgénero que a mi entender resulta más que interesante y es el denominado folk horror.
Por César Arturo Humberto Heil
El folk horror consiste en la unión del folclore de un determinado lugar con el género de horror. Así tenemos, por ejemplo, las magníficas The Wicker Man (1973) de Robin Hardy y Midsommar (2019) de Ari Aster, dos claros exponentes de esta fusión.
Matriarca (2022) de Ben Steiner es un filme inglés que entra dentro de ese subgénero y lo hace con un producto que podría haber sido mejor de lo que termina siendo a pesar de tener algunos aspectos interesantes para remarcar.
¿De qué va Matriarca?
La historia se centra en Laura (Jemima Rooper) una mujer de mediana edad adicta a la cocaína, quien ha sufrido en su adolescencia maltratos por parte de su madre Celia (Kate Dickie) a la cual no ve desde que abandonó su pueblo natal hace ya unos cuantos años. Su vida transita entre tener relaciones sexuales insatisfechas con otras mujeres, trabajar en una empresa que detesta y consumir drogas de forma descontrolada.
Todo cambia repentinamente cuando luego de sobrepasarse en el consumo sufre un ataque cardíaco y muere en el baño de su departamento y es revivida por una espesa sustancia negra y pegajosa que se arrastra por el piso hasta meterse dentro de su boca. A partir de allí, Laura empieza a experimentar algunos cambios. Expulsa la sustancia negra, ya sea a través de vómitos, de lágrimas o por los orificios de la nariz. Como si esto fuera poco, su madre la localizó y quiere que regrese a su pueblo.
En un intento de recuperar su salud física y mental, Laura acepta la invitación de su madre y lo hace con un segundo propósito, reparar los lazos rotos de su relación con la mujer que le dio la vida. Pero, no todo resulta como pensaba y lo que allí encuentra es muy distinto. Su madre, los lugareños y una exnovia parecen no haber envejecido demasiado, casi como si el tiempo se hubiera detenido. A medida que pasan los días, Laura irá descubriendo una perturbadora y siniestra historia relacionada con una deidad femenina que otorga beneficios a sus adoradores y en donde su madre es una pieza fundamental para la concreción de esos milagros.
El mayor problema de Matriarca, además de algunas cuestiones de guion, es la actuación de la actriz Kate Dickie, quien en ningún momento logra la credibilidad necesaria para componer su personaje. Sus acciones corporales son tan exageradas en lo gestual que recuerda a las actrices del cine mudo y eso hace que el espectador nunca pueda empatizar con ella y con el relato. No sucede lo mismo con Jemima Rooper, quién se pone en el rol de su personaje y logra una interpretación aceptable para una película mediocre.
Conclusión.
Con imágenes de orgías dentro de una iglesia, y una criatura ancestral que remite en lo simbólico a nuestra “pacha mama”, Matriarca es un producto fallido, cuya parte central es la más floja, ya que allí se teje toda la problemática entre Laura y su madre Celia. Lo mejor está en los minutos finales, con las imágenes de la diosa madre y dadora de una leche sanadora, la sustancia negra que salva a Laura, las cuales son realmente muy buenas. Claro que no alcanza para cerrar una historia, que en principio parecía interesante, pero que por algunos agujeros de guion y la mala actuación de Dickie, termina en un producto intrascendente. Solo para fans del folk horror.
Disponible en Star Plus
Calificación: Regular