Blood: todo por un hijo
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Bienvenidos a una nueva nota de Revista Sincericidio. El cine de Brad Anderson suele ser bastante desparejo. En su filmografía podemos encontrar pequeñas joyas exitosas como El maquinista (2004) y Session 9 (2001) o verdaderos fracasos como Transiberiano (2008) o The call (2013). Su última producción, Blood (2022) es un filme que, se podría decir, está en el medio. No es una gran película, pero tampoco es un producto para descartar, en especial para quienes gustan del cine de terror y el drama.
Por César Arturo Humberto Heil
La historia se centra en Jess (Michelle Monaghan), una enfermera quien después de pasar por una difícil separación decide regresar junto con sus dos hijos, Owen (Finlay Wojtak-Hissong) y Tyler (Skylar Morgan Jones) a una vieja casa familiar en una zona rural rodeada de naturaleza.
Este renacer se verá afectado cuando el perro de la familia cae en un extraño pantano que hay en los alrededores de la granja, para esa misma noche desaparecer y no regresar hasta pasados varios días. En su regreso, el perro parece estar enfermo y cuando Owen intenta acercarse para atraparlo, es brutalmente atacado por el animal.
Quiero sangre
En el hospital y luego de atenderle las heridas, descubren que Owen padece de una rara anemia, la cual se mejora cuando recibe transfusiones. El asunto es que el niño desarrolla un extraño comportamiento alimentario que lo obliga a beber sangre para recuperarse. Cuando Jess descubre lo que lo mejora, empieza a robar bolsas con sangre para mantenerlo vivo.

Como en toda película de terror, las cosas no van a terminar nada bien. Jess irá cayendo en picada, tanto en su vida social como física, y cuando ya no pueda robar más bolsas lo alimentará con su propia sangre y hará algo peor, secuestrar a una persona que le brinde el alimento necesario para que su hijo no muera. El deseo de Owen por consumir sangre será cada vez más irrefrenable, dejando en claro que ya no es el niño del comienzo y que algo malévolo habita en él
Lo más interesante de Blood no es tanto su trama, la cual ya ha sido vista en el filme Son (2021) del irlandés Ivan Kavanagh, sino el derrotero de Jess para tratar de salvarle la vida a su hijo, quien hará lo imposible para tenerlo con ella. También es de destacar la parte del secuestro que funciona como un buen thriller. No hay mucho más para decir de Blood.

Conclusión
Comparándola con Son, creo que la película irlandesa es un poco más interesante e incluso más terrorífica, pero en definitiva ambas son bastante similares.
Si les interesa echarle un vistazo a un filme intrascendente, que se sostiene gracias a la actuación de Monaghan y que funciona más como un drama que como una película de terror, pueden hacerlo. Eso sí, no esperen encontrarse con un filme que los sorprenda. Todavía estamos esperando que Anderson regrese con filmes como El maquinista y deje de hacer películas poco atractivas.