Misántropo: Matar a un ruiseñor
3 minutos de lecturaBienvenidos a una nueva nota de Revista Sincericidio. «Misántropo», la nueva película de Damián Szifron, es el primer trabajo del director argentino en Hollywood y cuenta con las actuaciones estelares de Shailene Woodley y Ben Mendelsohn.
Por Gastón Dufour
Tras una larga temporada sin presentar su talento al público (su última película fue Relatos Salvajes, que compitió por los premios Oscar) Szifron estrena este film que lleva por título To catch a killer para el mercado en inglés. Filmada en Canadá en medio de la pandemia, tuvo todo el despliegue que es posible imaginar en un contexto claramente adverso.
Pero las instancias que afrontó el creador de Los Simuladores no le impidieron llevar a cabo el plan de rodaje y terminar una producción que devuelve lo que promete. Instala una mirada intrépida sobre la idea limpia y básica en la que no se analizan los hechos que narra como desprendimiento de una forma de vida y de una sociedad. Por el contrario, se atreve a una reformulación que escapa a la idea limitada intelectualmente que define este fenómeno solamente como “otro loquito suelto a los tiros en USA”, y define la pérdida de la oportunidad de comprender para resolver.
Según el propio director ha afirmado, y si bien la estadística señala que ocurren este tipo de hechos en Estados Unidos por sobre otras regiones, se van presentando con el tiempo en diferentes países, lo que lleva a notar que la violencia contenida explota por cuestiones diversas y que eso se hace extensivo a diversas realidades. Esto sumado a que se trata de un caso muy particular, en el que el asesino no puede ser encontrado con facilidad por ser un total “outsider”.
La película comienza con un ritmo rápido y emocionante, mostrando la respuesta inmediata del FBI y la policía al llegar al lugar de los hechos. La oficial Eleanor Falcor (Woodley), a pesar de su falta de experiencia, demuestra habilidades sobresalientes y su disposición en el seguimiento de las pistas, lo que le permite ser la discípula perfecta del agente especial Geoffrey Lammark (Mendelsohn), quien la recluta para formar parte del equipo que buscará al asesino.
Así ofrece un retrato vívido y realista de las consecuencias de este tipo de situaciones y el papel que juegan los funcionarios encargados de la ley para encontrar y detener a los criminales. Además, y en paralelo todo ocurre, el equipo debe lidiar con los obstáculos que les plantean ciertos políticos y sus movidas para proteger el “kiosco”, quienes intentan dificultar el proceso de investigación.
De ese modo el planteo del guion, que el director diseñó junto a Jonathan Wakeham, funciona en el despliegue estructural, respeta los tiempos de la acción y acomoda en ellos a los personajes, sus historias y su definición individual. Solamente puedo decir, por supuesto sin spoilers, que una de las partes del rompecabezas puede dejar un sabor agridulce.
Carter Burwell tuvo a su cargo la música, quien usualmente trabaja junto a los hermanos Coen. La fotografía, otro punto destacable, fue realizada por un especialista, Javier Juliá, quien repite su rol que tuvo tanto en Relatos (..) y Argentina, 1985.
Los protagonistas hacen su parte de manera perfecta. De verdad interpretan sus roles con funcionamiento acorde a lo que se presenta como la potencia posible de la historia. Los elementos que transitan la forma de comprensión de la “criatura”, en un intento de profundizar en las motivaciones del asesino, abren la puerta para un debate que, eventualmente, puede tornarse interesante. «Misántropo» es una propuesta atractiva y recomendable para aquellos que disfrutan de películas con un enfoque reflexivo, más allá de la pura acción, que se sostiene perfectamente a lo largo de su desarrollo.
Calificación: Muy buena