Uno para morir: Esto ya lo vimos (y mejor hecho)
2 minutos de lecturaBienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. El cine latinoamericano da para todo, desde grandes dramas, policiales e incluso películas de género, que sobresalen cuando muestran elementos autóctonos en su trama. Por eso me llamó la atención ver que había una coproducción español-mexicana, que nos llegaba de la mano de Paramount+. Veamos de qué trata Uno para morir.
Por Jorge Marchisio
Esta vez se nos muestra a varias personas encerradas en una mansión, a merced de un macabro juego organizado por un misterioso hombre. El “juego” consiste en diferentes pruebas que servirán para que cada una de esas personas, empiece a confesar oscuros pecados de su pasado.
¿Se acuerdan que al principio comenté que me gustaba cómo el cine latinoamericano mezclaba sus diferentes culturas, con las tramas y géneros de las películas que hacían? Bueno, nada de eso aplica a Uno para morir, porque por desgracia, estamos ante el típico caso donde toda la producción se hizo en base a vender la película al extranjero, con un estilo claramente norteamericano para contentar a todos.
Y esto no tendría nada de malo si el resto fuera interesante, pero la verdad es que no lo es. Por un lado, es obvio que, en esta clase de historias, donde alguien encierra y juzga a un grupo de gente, todos terminan resultando unas cacas de persona. Y eso pasa acá, aparte del evidente giro que no voy a nombrar, pero que, si vieron SAW 2, por ejemplo, ya van a ver venir.
Por suerte, para cargar tanta cosa genérica, tenemos un buen elenco, donde destaca por sobre los demás la gran Maribel Verdú, quien tiene un personaje bastante complicado, ya sea porque su familia también está en peligro como también por los secretos que tiene que ir revelando, y de los que se va enterando de boca de su propio marido o hija.
Y poco más se puede añadir sobre Uno para morir. La idea no era mala, pero al ver que copiaron tanto el estilo yanki de narrar y filmar, tenemos como resultado una película que no destaca en nada por sobre otras similares, pero que, al mismo tiempo, no se vuelve pesada para ver. La clásica “la mirás y se te olvida a la semana”, una pena.