The Last Voyage of the Demeter: El crucero del terror
4 minutos de lecturaBienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. The Last Voyage of the Demeter (Drácula: Mar de sangre) es una película estadounidense de terror sobrenatural dirigida por André Øvredal. Es una adaptación del capítulo séptimo de la novela “Drácula” de Bram Stoker, de 1897. Con guion de Bragi F. Schut y Zak Olkewicz, fotografía de Roman Osin y Tom Stern, música de Thomas Newman y la edición de Christian Wagner. Con producción de DreamWorks Pictures y Amblin Entertainment. Filmada en Berlín, Alemania y en Malta desde el 30 de junio del 2021 al 1 de octubre del 2021.
Esta protagonizada por Corey Hawkins (Clemens, medico), Aisling Franciosi (Anna, polizón), Liam Cunningham (Eliot, capitán de la Deméter), David Dastmalchian (Wojchek, primer oficial), Javier Botet (Conde Drácula), Jon Jon Briones (Joseph), Stefan Kapičić (Olgaren), Nikolai Nikolaeff (Petrofsky), Woody Norman (Toby), Martin Furulund (Larsen), Chris Walley (Abrams), Nicolo Pasetti (Deputy Hirsch) y Graham Turner (Alguacil).
Sinopsis
La misma narra el periplo de la goleta rusa Deméter desde el puerto de Varna. Desde aquí, la embarcación adquiere un misterioso y reservado cargamento: un total de veinticuatro enigmáticas y ponderosas cajas de madera, destinadas a ser entregadas en la urbe de Londres. Al comienzo de la travesía, todo transcurre en apariencia con normalidad, sin embargo, la situación da un inquietante giro rápidamente.
En un primer momento, se avista a un individuo peculiar a bordo de la nave; no obstante, este no es más que el preludio de la serie de eventos ominosos que se desatan. En un progresivo y desconcertante curso, los miembros de la tripulación comienzan a esfumarse en la nada. Al alcanzar finalmente las proximidades del puerto británico de Whitby, el estado en que se halla la embarcación es desolador, un auténtico cuadro de devastación, y ningún vestigio queda de aquellos que la tripulaban.
Este relato está contenido en el “Registro del Capitán”, que conforma el séptimo capítulo de la novela de 1897. Dicho capítulo es narrado por John Seward, un médico al mando de un hospital psiquiátrico en Inglaterra. En este contexto, Seward entra en contacto con un individuo denominado Renfield, cuya aparente demencia y perturbación llaman poderosamente la atención.
El director en una entrevista con Collider dijo que su enfoque era forjar una narrativa arraigada en la realidad. En consecuencia, optaron por erigir escenarios auténticos, entre ellos la reproducción física del barco, y dar vida a un monstruo que se vale del lenguaje corporal y otros elementos para intensificar el sentimiento de terror.
El director reconocía la importancia de elegir el momento oportuno para desvelar al monstruo, consciente de que este instante crucial añadía capas adicionales de tensión y horror. En este sentido, siguió una estrategia que evocaba la influencia de Guillermo del Toro y su maestría en la creación de criaturas. Contando con la habilidad de Botet, dieron forma a un vampiro verosímil, enmarcado en un barco concebido desde sus cimientos. Esta decisión de construir un escenario real desde cero se sustentó en el entendimiento de que, en determinados casos, un entorno auténtico puede lograr un impacto más profundo.
La trama presenta una serie de aspectos positivos junto con algunos puntos a considerar. Si bien no alcanza el mismo nivel de terror impactante que se logró con “The Autopsy of Jane Doe”, la película ofrece un cautivador grupo de personajes que rápidamente se ganan el afecto del público. Además, se destaca por su habilidad para mantener un equilibrio muy logrado en la creación de atmósferas, transitando de momentos de alegría al suspenso e incluso al terror, todo ello sin caer en sentimentalismos innecesarios.
Otro aspecto sumamente favorable radica en la presentación de Drácula, ya que se aparta del retrato de un hombre atractivo y elegantemente ataviado, como se ha visto en la mayoría de las adaptaciones previas. En cambio, nos brindan la imagen de un ser monstruoso con rasgos que evocan a un murciélago, recordándonos así que esta criatura nocturna ha renunciado a gran parte de su humanidad y encarna la crueldad despiadada.
Se presenta una narrativa fresca que redescubre la verdadera esencia del conde, desechando las interpretaciones más contemporáneas del personaje. Esta película se convierte en una joya indispensable para todos aquellos admiradores de Bram Stoker.
El cautivador viaje final del Demeter está destinado a encantar a los entusiastas del terror criados en la era de Boris Karloff y Bela Lugosi, entregando un festín de brutalidad vampírica con clasificación R para aquellos devotos del género que buscan una sed de sangre aún más intensa.
Øvredal demuestra su habilidad al transportar a su elenco a una época en la que las historias de miedo se tejían alrededor de linternas en la oscuridad de la noche. Aunque un tiempo de ejecución prolongado podría diluir ligeramente el impacto, y la llegada inevitable de Drácula podría desvanecer algo del suspense, el director acentúa magistralmente los elementos esenciales de las aterradoras sesiones de alimentación violenta.
Conclusión
The Last Voyage of the Demeter es una película de terror sumamente cautivadora que ha llegado a la escena reciente con un impacto innegable. Los intrigantes juegos de persecución entre el icónico Drácula y la intrépida tripulación se desenvuelven de una manera que evoca una versión náutica y perturbadora de “Alien”. Øvredal ha empleado hábilmente escenas de suspenso magistralmente elaboradas, que mantienen al espectador en vilo, y todo esto culmina en momentos impactantes y perturbadores.
¿Tendremos una segunda parte?