El baño del diablo: Culpabilidad anticipada
6 minutos de lecturaBienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. La dupla Severin Fiala y Veronika Franz, responsables de Goodnight mommy (2014) y The lodge (2019) acaban de estrenar El baño del diablo (2024) una producción austriaca que se promociona como un filme de terror, pero que se aleja bastante de ese género para centrarse más en un drama rural ambientado en la Austria de siglo 18.
Por César Arturo Humberto Heil
Para esa época las costumbres y la vida en general, estaban regidas por la moral religiosa, y todos los fenómenos que se consideraban inexplicables, eran atribuidos al poder del diablo.
En esta comunidad cerrada y de férreas creencias religiosas, Agnes (Anja Plaschg) una joven mujer con facultades mentales algo diferentes contrae matrimonio con Wolf (David Scheid) un rudo pescador del pueblo. Esta nueva vida lleva a Agnes a un terreno de inestabilidad emocional que va empeorando con el paso de los días.
Los agravantes para su declive mental son las constantes intromisiones de su suegra en las tareas domésticas. Y el hecho de no sentir placer en las relaciones sexuales, más no poder quedar embarazada. Todo esto genera en Agnes una terrible frustración, especialmente en una sociedad en donde ser madre era lo único importante para una mujer. Esta dura vida, a la cual no logra adaptarse, hace que su cordura psicológica se vea deteriorada y los pensamientos suicidas afloren como hongos después de la lluvia.
Historia detrás del proyecto
Para poder entender El baño del diablo hay que conocer sobre el contexto histórico en el que se desarrolla la trama. Ambientada en un pueblo rural austriaco en 1750, la historia está basada en registros históricos judiciales de esa época y en una investigación posterior que explora un extraño comportamiento muy común en la Europa del siglo 18.
En esos tiempos intentar poner fin a la vida por mano propia se consideraba uno de los pecados más graves de la iglesia. Esta acción determinaba que su alma estaba condenada a vivir en la oscuridad y no en las mieles del paraíso celestial. Por tal motivo, aquellos que sufrían de depresión con tendencias suicidas, para poder salvar su alma de la oscuridad eterna elegían tomar la vida de otra persona para luego confesarlo ante la autoridad eclesiástica y así limpiar su pecado al ser ejecutados por tal crimen. Los elegidos eran casi siempre niños indefensos a los cuales se los consideraba libres de pecados.
Esta particular práctica subsistió durante más de un siglo en diferentes países europeos como Alemania, Suecia, Austria, Francia e Inglaterra. Con más de 400 casos registrados solo en regiones de habla alemana, este comportamiento fue conocido como “El baño del diablo”. Ya que se creía que quienes tenían pensamientos suicidas habían sido tocados por las aguas del diablo y estaban inevitablemente condenados.
El aporte de los directores
Los directores Fiala y Franz realizan un impresionante retrato de la época al rodar las escenas en escenarios naturales y en condiciones de frio extremo. Eso le da un aire de realidad al estilo del neorrealismo italiano como el filme Padre Padrone (1977) de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani en donde lo rural se sentía extremadamente real y cruel. Aquí sucede algo similar. Al igual que en el filme de los Taviani los animales carneados y desollados son reales, y no muñecos creados por el departamento de FX.
Hacia el final hay una escena previa a la ejecución donde envuelven a Agnes en un cuero de vaca, el cual se ve claramente que no es una imitación. Esto contribuye a que todo se sienta perfectamente creíble. Y uno se pueda transportar a esa época de extrema pobreza física e intelectual y dominación religiosa con gran facilidad.
En cuanto al uso de los planos destacan por sobre el resto unos hermosos planos generales de la zona. Especialmente cuando están pescando, los cuales me hicieron acordar a las bellas imágenes de Days of heaven (1978) de Terrence Malick. O las escenas del campesinado en los campos de cosecha en Novecento (1976) de Bernardo Bertolucci.
El vestuario, los decorados y la elección de un ajustado cast, completan esta idea de involucrar al espectador en un mundo antiguo y olvidado. Todo se siente perfectamente ajustado a una época en donde la suciedad, el hambre y el frio eran dominadores.
Algunos detalles. Entre la gran cantidad de extras hay personajes con horribles malformaciones, algo que seguramente era muy común en esos tiempos de escasos conocimientos médicos. Otro ejemplo es que el único sanador del pueblo sea el barbero, quien intenta curar a Agnes mediante un doloroso método de costura en su nuca utilizando sus propios cabellos como hilos. Un método sumamente espantoso.
Un guion inteligente
El guion, escrito por los directores, es otro gran acierto. En ese sentido, aprovechan los registros históricos para hablar de temas importantes y de continua discusión aun hoy en nuestra sociedad moderna. Como por ejemplo, los derechos de las mujeres, una maternidad elegida y no forzada, los abusos a manos de los hombres y los problemas causados por las enfermedades mentales.
Uno podría pensar que como ha sucedido en otros productos que abordan estas temáticas, esto puede verse como una producción oportunista aprovechando la ola verde y el “Me too”, pero no es este caso. No se percibe que esa sea la intención. Solo hay un verdadero interés en expresar una fuerte crítica a ciertos comportamientos hacia las mujeres. Y también a las estructuras de poder como la iglesia católica.
Respecto al terror, este se da más por las situaciones vividas por las personas de esa época, que por cuestiones sobrenaturales. Si bien tiene un manto de creencias ancladas en el poder del demonio sobre las decisiones que se toman, esto nunca llega a cobrar forma. La influencia de un poder demoníaco está perfectamente explicada desde de las acciones humanas y con respuestas científicamente comprobables.
Ya hilando más fino, se puede interpretar que el verdadero mal no es representado por el diablo en la tierra sino por la misma estructura eclesiástica que envenena las mentes de los aldeanos inoculando una culpabilidad anticipada que luego derivará en los trastornos mentales que sufre la protagonista.
Conclusión
El baño del diablo, es un filme duro, difícil de seguir por momentos por la crudeza con la que está plasmado. Sus mayores virtudes están en la ambientación. La cual a mi entender es perfecta y con un guion acertado. Que además de contarnos una situación particular de una época signada por el poder eclesiástico encargado de sembrar las creencias que derivaron en los hechos que se narran, aprovecha para tocar temas actuales como los mencionados.
Si tengo que hablar de un aspecto negativo, el cual se nota más por ese realismo que rodea a todo el filme, es el apartado de efectos especiales en las ejecuciones. Es que los cuales al estar hecha con muñecos desentona notoriamente con el resto.
Al margen de esto, El baño del diablo es un filme de visión indispensable. Eso sí, no esperen encontrarse con una narrativa intensa, sino todo lo contrario. El terror se va construyendo a fuego lento siguiendo el proceso de deterioro mental de Agnes y eso es un punto a favor. Si bien lo aleja de lo que uno esperaría para un filme que se vende como de terror, le da una personalidad única cercana al cine de autor. Por todo esto, recomiendo ver El baño del diablo.