La Sustancia: La perfección tiene su precio
5 minutos de lecturaBienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. La substancia, película dramática de terror estadounidense escrita, dirigida y producida por Coralie Fargeat. La fotografía fue de Benjamin Kracun, la música de Raffertie, la edición de Jerome Eltabet. En el Festival de Cine de Cannes La Sustancia obtuvo el premio a mejor guion. Filmada en Paris, Francia en mayo del 2022 a octubre del 2022.
Protagonizada por Demi Moore (Elisabeth Sparkle), Margaret Qualley (Sue), Dennis Quaid (Harvey), Hugo Diego Garcia (Diego), Oscar Lesage (Troy), Gore Abrams (Oliver), Joseph Balderrama (Craig Silver), Tom Morton (el Doctor), Tiffany Hofstetter (estilista).
Sinopsis
Elisabeth Sparkle, una carismática y querida estrella de un popular programa de aeróbic televisivo, celebra su 50 cumpleaños con sentimientos encontrados. A pesar de haber sido un ícono de la salud y el bienestar durante décadas, su jefe, frío e insensible, la despide abruptamente. Según él, ya no encaja en la imagen “juvenil” que la cadena quiere proyectar. La noticia la deja devastada. Para Elisabeth, su carrera no solo era su trabajo, sino su vida entera, y este golpe amenaza con destruir su autoestima. Con el corazón roto y la moral por los suelos, regresa a casa sintiéndose más sola y desechada que nunca. Esa noche, mientras reflexiona sobre los años perdidos y el cruel paso del tiempo, suena el teléfono.
Al otro lado de la línea, una voz misteriosa le hace una oferta inesperada, un prestigioso laboratorio está dispuesto a proporcionarle una solución radical. Le proponen inyectarse una “sustancia” milagrosa que promete convertirla en la mejor versión de sí misma. Más joven, más bella, más perfecta, le aseguran. Tentada por la promesa de revertir los efectos del envejecimiento y recuperar lo que cree haber perdido, Elisabeth se enfrenta a la encrucijada de su vida.
La Sustancia como obsesión
Desde los primeros momentos de La Sustancia, la directora Coralie Fargeat establece un tono inquietante y deliberadamente ambivalente. El filme, que ha sido objeto de anticipación por sus temas provocativos y su narrativa visual, se centra en un conjunto de personajes cuya relación con una misteriosa sustancia química sirve como metáfora para explorar algunos de los aspectos más oscuros de la humanidad. Como el deseo de trascendencia, la obsesión con el control y las peligrosas fronteras entre lo natural y lo creado por el hombre.
Fargeat se inclina hacia la tradición de las películas de terror corporal, inspirándose en clásicos como “Videodrome” de David Cronenberg, donde las transformaciones físicas sirven como reflejo de ansiedades psicológicas y filosóficas. La idea de La Sustancia como una fuerza que altera la realidad, tanto interna como externa, se convierte en el motor del horror. Aquí no es solo la carne lo que está en juego, sino la percepción misma de la realidad.
Al igual que Cronenberg, Fargeat se interesa en la noción de que el cuerpo humano puede ser un sitio de conflicto entre fuerzas naturales y artificiales. A través de los efectos de la sustancia, Elisabeth experimenta transformaciones físicas que, lejos de ser revitalizantes, revelan la fragilidad de su cuerpo y la amenaza de una pérdida de identidad. Estas metamorfosis corporales no son meramente estéticas, sino representaciones de la vulnerabilidad existencial frente a una ciencia que desafía los límites éticos y naturales.
El poder en La Sustancia
El film también explora el antiguo anhelo de la humanidad por superar a la muerte. Los personajes, especialmente Elisabeth, están motivados por un deseo de inmortalidad. Se siente tanto personal como colectivo, en una sociedad obsesionada con el bienestar y el rejuvenecimiento constante. La película sugiere que esta búsqueda de la eternidad tiene un costo muy alto, y que al intentar eludir la muerte, los personajes pierden algo esencial de su humanidad.
La sustancia se presenta como un instrumento de poder. A medida que los personajes intentan usarla para controlar sus cuerpos y destinos, descubren que son ellos quienes están siendo controlados por fuerzas externas. La película plantea preguntas sobre la autonomía y el libre albedrío, sugiriendo que incluso en nuestros esfuerzos por dominar la naturaleza, podemos estar subordinados a entidades más poderosas y aterradoras de lo que imaginamos.
Una lectura feminista de la película, se podría argumentar que Fargeat utiliza el cuerpo femenino como un espacio simbólico donde se juegan las luchas de la humanidad. El personaje de Elisabeth, interpretado con intensidad por Demi Moore, se convierte en un emblema de una feminidad que es constantemente moldeada y explotada, mientras que Sue representa la juventud atrapada en la promesa de un futuro perfecto pero inalcanzable. Esta relación entre las protagonistas puede verse como una crítica a la manera en que las sociedades contemporáneas comercializan y controlan el cuerpo de la mujer. Especialmente en lo que respecta a la belleza y el envejecimiento.
Un lienzo sobrenatural
Visualmente, La Sustancia es una obra de arte perturbadora. Fargeat emplea una paleta cromática fría y estéril, con entornos minimalistas que acentúan la sensación de alienación de los personajes. Las tomas prolongadas de cuerpos que mutan lentamente son un tributo a la tradición del horror corporal, pero con un giro moderno. En lugar de mutaciones grotescas y exageradas, los cambios son sutiles y casi elegantes, lo que los hace aún más escalofriantes. El cuerpo se convierte en un lienzo sobre el cual la película explora sus temas filosóficos y morales, mientras que los efectos visuales (nunca demasiado exagerados) logran mantener la ambigüedad entre la ciencia y lo sobrenatural.
La música también juega un papel crucial, con una banda sonora ambiental que refuerza la atmósfera opresiva. Los silencios son asimismo importantes, especialmente en momentos clave donde los personajes están confrontados con la verdadera naturaleza de la sustancia.
La Sustancia es una película que inevitablemente dividirá a la audiencia. Para algunos, su enfoque lento y meditativo puede parecer frío y deshumanizado, pero para otros, es precisamente en esa distancia emocional donde radica su poder. Fargeat no está interesada en sustos baratos o en seguir los tropos convencionales del género, sino en ofrecer una experiencia visceral que invita a la reflexión. En lugar de centrarse únicamente en el horror físico, la directora profundiza en el terror psicológico, explorando las ansiedades contemporáneas sobre la biotecnología, el control y la identidad.
Las actuaciones de Moore y Qualley son convincentes, aunque en algunos momentos sus personajes parecen más herramientas conceptuales que seres humanos tridimensionales. Sin embargo, esa misma distancia puede interpretarse como intencional, reflejando la deshumanización que la sustancia les impone.
Conclusión
La Sustancia es una propuesta audaz dentro del género de terror contemporáneo. Combina elementos del body horror clásico con una narrativa filosófica que explora algunos de los temores más profundos de la era moderna. Aunque no es una película fácil de ver, ni una que busque satisfacer a las audiencias que buscan el terror convencional, su ambición y su atmósfera la consolidan como una de las experiencias cinematográficas más inquietantes del 2024.
Calificación: Muy buena
Disponible: En cines