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Sincericidio en el recuerdo | Hoy: Manos sucias sobre la ciudad

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Manos sucias sobre la ciudad

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. En la vasta historia del cine, hay películas que se convierten en clásicos inmortales, mientras que otras, por diversas razones, caen en el olvido. Algunas se desvanecen sin dejar rastro, aunque posean cualidades excepcionales que merecen ser redescubiertas. En esta nota, viajamos más de 50 años atrás para rescatar aquellas obras que, aunque ignoradas o pasadas por alto en su época, son verdaderas joyas ocultas. Los curiosos buscan algo más allá de lo conocido y esperan reencontrarse con películas atrapadas en las sombras del tiempo.

Comenzamos este viaje con Manos sucias sobre la ciudad, un film que, a pesar de su potente narrativa y valiente crítica social, fue rápidamente olvidado por el público. Hoy, nos proponemos devolverles el lugar que merece en la memoria colectiva, junto a otras piezas del pasado que esperan ser redescubiertas.

Manos sucias sobre la ciudad (Busting), película estadounidense de 1974, dirigida por Peter Hyams en su debut como director, quien también escribió el guion. Este filme, con su estilo crudo y realista, se convirtió en una fuente de inspiración clave para la popular serie de televisión Starsky & Hutch, estrenada en 1975. Curiosamente, ambos proyectos comparten la participación del actor Antonio Fargas, quien interpretó papeles destacados en ambas producciones.

Por Daniel López Pacha

Protagonizada por Elliott Gould (detective Michael Keneely), Robert Blake (detective Patrick Farrell), Allen Garfield (Carl Rizzo), Antonio Fargas (Stephen), Michael Lerner (Marvin), Sid Haig (secuas de Rizzo).

Sinopsis

Keneely y Farrell, dos detectives de la policía de Los Ángeles, cansados de que los releguen a casos sin importancia, deciden ignorar las órdenes de sus superiores y siguen de cerca a Rizzo, un despiadado líder de la mafia. Al darse cuenta de que este caso podría ser su única oportunidad para redimir su carrera y darle un propósito a su labor, se sumergen en una peligrosa investigación que pondrá a prueba su lealtad y su moralidad.

Esta es la primera incursión cinematográfica de Peter Hyams, que resulta interesante aunque irregular. Parte de sus altibajos se deben a un peculiar sentido del humor que a veces descoloca, así como a la inclusión de escenas de sexo que, aunque gratuitas, eran comunes en el cine de los años 70. Sin embargo, destaca por el vigor con el que Hyams maneja las secuencias de acción. Especialmente en las largas tomas de persecuciones por estrechos pasillos y el impactante enfrentamiento en un mercado.

Manos sucias sobre la ciudad

Una época complicada

Uno de los puntos más fuertes del film es su valiente comentario sobre las dinámicas de poder. Realizada en una época donde hablar abiertamente de estos temas podía ser riesgoso. La película expone sin reservas cómo la corrupción permea todos los niveles de la sociedad. La falta de acción del público, en muchos casos resignado ante la inevitable impunidad de los poderosos, resuena como una amarga verdad que aún sigue vigente hoy en día.

Elliott Gould y Robert Blake interpretan a los protagonistas con un lacónico estilo, mientras que Allen Garfield brilla como el sarcástico Rizzo, burlándose constantemente de los esfuerzos de los agentes por detenerlo. El desenlace es audaz, culminando con un plano congelado acompañado de una entrevista laboral que añade una capa de ironía final al relato.

El tono crudo y el pesimismo de Manos sucias sobre la ciudad contribuyeron a que no alcanzara la notoriedad que merecía. El público de la época, quizás cansado de un cine que señalaba constantemente los problemas sociales sin ofrecer soluciones, pudo haberle dado la espalda a una obra que les recordaba su impotencia. A su vez, la falta de distribución internacional limitó su impacto más allá de las fronteras locales.

Controversia

El filme recibió críticas por su representación de personajes homosexuales y las actitudes hacia ellos, lo que muchos consideraron homofóbico. En un ensayo para The New York Times, el periodista y activista por los derechos LGBTQ+ Arthur Bell condenó la película por el uso de lenguaje despectivo por parte de los personajes al referirse a los homosexuales. Así como por una escena en un bar gay que calificó de “explotadora, irreal, carente de humor y ofensiva”, debido a su uso de estereotipos negativos. El director Hyams defendió esta representación argumentando que reflejaba de manera fiel el entorno en el que se desarrolla la historia.

Manos sucias sobre la ciudad

Conclusión

Manos sucias sobre la ciudad se erige como una representación cruda y realista de la corrupción en las grandes ciudades. Todo esto impulsado por un guion sólido y actuaciones memorables. Peter Hyams logra, con esta obra, no solo contar una historia cautivadora, sino también ofrecer un comentario social relevante sobre el estado de la justicia y la moralidad en la sociedad contemporánea.

Calificación: Muy buena

Disponible: Youtube

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