Gladiador II: Una secuela cargada de ira, sangre y justicia divina
3 minutos de lecturaBienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Hoy vamos a hablar un poco de esta película que el público esperaba el día después de su estreno, Gladiador II. Tardó un poco, 23 años para ser exactos, y finalmente llegó a las pantallas de todo el mundo.
Por Mario Luzuriaga
“Gladiador” fue la película que inauguró el nuevo milenio, cosechando premios y halagos de la prensa y el público. Siempre pidieron una secuela de este filme y el veterano director Ridley Scott no estaba interesado para retomar esta historia. Pasaron 23 años y el cineasta dio el visto bueno para expandir este universo.
Lucio (Paul Mescal) se ve obligado a ingresar al Coliseo después de que su hogar fuera conquistado por los emperadores tiránicos que ahora dirigen Roma con mano de hierro. Con rabia en su corazón y el futuro del Imperio en juego, Lucius debe mirar a su pasado para encontrar fuerza y honor para devolver la gloria de Roma a su pueblo.
Ridley Scott nos sitúa 16 años después de la muerte de Máximo (Russell Crowe) y Cómodo (Joaquín Phoenix). Y la pregunta es cómo contar una historia mejor a la que se nos presentó anteriormente. La película no se acerca a lo que fue su predecesora, pero mantiene esos combates increíbles y esa búsqueda constante de un gobierno digno para Roma.
El centro del Imperio Romano es gobernado por dos corruptos e idiotas emperadores llamados Geta y Caracalla, cuyo objetivo es saciar su lujuria y codicia conquistando territorios, generando matanzas. No se explica bien cómo estos dos llegaron al poder, ni cómo se gestó el poder de Roma luego de los acontecimientos de la primera película. Básicamente hay, en este caso, dos nuevos déspotas que se asemejan al lunático de Calígula.
Estos actos son por demás de cuestionados por su Justo Acacio (Pedro Pascal), quien pretende crear un gobierno justo para Roma. Pascal, quien hoy por hoy es uno de los hombres más importantes de Hollywood, consigue una buena interpretación y continúa demostrando su versatilidad. Puede que el actor esté hasta en la sopa hoy día, pero en esta oportunidad, su heroísmo se asemeja mucho más al Joel de “The Last of us”.
Pero si hay alguien que se roba el espectáculo es Denzel Washington, un hombre que ya trabajó junto a Scott en “Gangster americano”, pone toda su maestría para interpretar al codicioso Macrino. Ya se notaba desde el “vamos” que este personaje tenía una agenda propia, con aspiraciones de poder, totalmente contrarias y casi altruistas como las que tenía Próximo, interpretado por el recordado Oliver Reed.
Quien regresa a esta secuela es Connie Nielsen, interpretando a Lucila, cuyo rol es importante para esta entrega. Si bien su rol es la de “damisela en peligro”, le aportó lo necesario para cerrar su arco narrativo.
El personaje de Gladiador II que está más tirado de los pelos es el propio Lucio. Paul Mescal logra convencer con su interpretación, pero su historia y vinculación con el personaje de Crowe fue extraña. Contradice con el final de la original, siendo por demás de forzada su unión. Funcionaba mejor como un hombre común que lo inspiró la leyenda de aquel gladiador que conquistó a Roma.
A nivel técnico, Scott logró hacer combates épicos con efectos prácticos y también digitales; algunos de ellos se notaban, y aunque eran inverosímiles, se disfrutaban. Sin estas peleas espectaculares sería una película triste y llena de política, que se prestaría al aburrimiento.
Si bien no le llega ni a los talones a su predecesora, “Gladiador II” entretiene. Es una digna secuela que debería ser su final definitivo. Y, además, es una película superadora a las últimas dirigida por el gran director inglés.
Disponible: En cines