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Devil May Cry: mucho más que un juego

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Devil May Cry

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Devil May Cry, serie de televisión de acción, fantasía urbana y animación para adultos surcoreana-estadounidense, consta de ocho episodios de treinta min. aproximadamente. Está basada en la franquicia japonesa de videojuegos del mismo nombre de Capcom. Creada por Adi Shankar, con guion de Alex Larsen y producida por Studio Mir.

El tema principal para la serie es la canción de la banda de rock y hip Hop estadounidense Limp Bizkit “Rollin (Air Raid Vehicle)” y temas de Green Day.

Por Daniel López Pacha

Voces

Johnny Yong Bosch (Dante), Scout Taylor-Compton (Mary), Hoon Lee (Conejo Blanco), Jon Gries (Pres. Hopper), Zeke Alton (Dr. Fisher), Chris Coppola (Enzo).

Sinopsis

La serie Devil May Cry narra la historia de Dante, un cazador de demonios a sueldo, que se ve envuelto en una sangrienta cruzada para detener una inminente invasión demoníaca liderada por una misteriosa y letal entidad conocida como el Conejo Blanco. La trama transcurre entre dimensiones, en un portal que conecta el mundo humano con el infierno, mientras Dante, impulsado por la sed de venganza por la muerte de su familia, enfrenta hordas infernales y secretos del pasado que amenazan con devorarlo todo.

Ya tuvo otra versión

En 2007, Devil May Cry tuvo su primera incursión en el mundo de la animación japonesa, pero el resultado fue tibio y rápidamente quedó en el olvido. Ahora, Netflix vuelve a apostar por la franquicia, esta vez con la producción de Adi Shankar —conocido por revitalizar Castlevania— y la animación del aclamado Studio Mir, responsable de títulos como Avatar: La leyenda de Korra y The Witcher: La pesadilla del lobo.

El resultado es un renacer estilizado, violento y, sorprendentemente, con bastante fondo. Esta nueva versión no solo apunta a entregar adrenalina y humor desbocado: también propone una relectura del universo de Capcom, mezclando referencias conocidas con nuevas capas narrativas. Desde el inicio, la serie demuestra que no está interesada en ser una mera adaptación, sino una interpretación libre y potente.

Devil May Cry

Una relectura que toma riesgos

La historia se presenta como una suerte de precuela libre de la tercera entrega del videojuego, aunque no tiene reparos en desviarse del canon establecido. Esta decisión puede molestar a los fans más puristas, especialmente en ciertos detalles sobre el pasado de Mary o algunas reconfiguraciones de personajes. Sin embargo, esa libertad creativa es la que le da identidad propia.

La serie mezcla humor ácido, guiños nostálgicos y una vibra noventera bien marcada. Pero también se adentra en temáticas más complejas, explorando conceptos como el desarraigo, el racismo y la marginalidad, todo envuelto en una estética de videojuego frenético. Lejos de quedarse en la superficie, Devil May Cry propone un subtexto que, aunque sutil, está presente.

Acción estilizada como sello de autor

Uno de los mayores aciertos de la serie es su tratamiento de la acción. Las coreografías son dinámicas, excesivas y altamente coreografiadas, replicando la sensación de combo infinito que caracteriza a los juegos. Dante, armado con sus icónicas Ebony & Ivory, danza entre balas y espadas con una gracia sangrienta que se siente coreográfica, casi musical.

Estas secuencias no son solo un espectáculo visual: funcionan como el núcleo emocional de la narrativa. El movimiento es lenguaje, y cada enfrentamiento sirve para revelar algo más del protagonista, de sus aliados, o incluso del universo que habitan. La animación de Studio Mir brilla especialmente en estos momentos, con un uso del color, el ritmo y la cámara que recuerda al mejor anime de acción.

Devil May Cry

El episodio que lo cambia todo

Entre los ocho episodios, hay uno que destaca por encima del resto: el capítulo del “Conejo Blanco”. Animado por el estudio francés La Cachette —que ya demostró su talento en Love, Death & Robots— este episodio cambia por completo la estética, desacelera el ritmo y se sumerge en una narración visual casi muda, cargada de simbolismo y emoción.

La apuesta artística sorprende, y funciona como un respiro narrativo y una declaración de intenciones. No solo demuestra que la serie puede cambiar de registro sin perder impacto, sino que también deja en claro que hay ambición detrás de la producción. Si esta es la dirección que tomará una hipotética segunda temporada, el futuro se presenta prometedor.

Mucho más que estilo

Aunque el ADN de Devil May Cry sigue intacto —con sus frases ingeniosas, su protagonista arrogante pero carismático, y sus enemigos demoníacos—, hay un esfuerzo por ir más allá. La relación entre Dante y Enzo, por ejemplo, funciona como un eje cómico pero también humano, mientras que los conflictos centrales abordan temas de exclusión, poder y venganza.

Al igual que Castlevania: Nocturno, esta serie adapta libremente elementos del manga y los juegos, pero decide contar su propia historia. El resultado es una obra que, sin abandonar la espectacularidad ni la irreverencia, intenta hablar de algo más. Y lo hace, por momentos, con gran elegancia.

Devil May Cry

Una estética que no teme arriesgar

Visualmente, la serie se aleja de los cánones tradicionales del anime y se acerca a una estética más cercana a la animación occidental moderna. Algunos momentos recuerdan a las caricaturas de acción de los sábados por la mañana, pero con una capa de oscuridad y violencia que le da identidad. A veces, los modelados en CGI no terminan de integrarse de forma perfecta, pero el resultado general es más que sólido.

Studio Mir sabe cuándo y cómo lucirse. En los momentos clave, la animación es deslumbrante y visceral. La fluidez del combate, los juegos de luz en las escenas nocturnas, y los fondos detallados refuerzan la atmósfera caótica y sobrenatural del universo Devil May Cry.

Un final abierto y muchas preguntas

Quizás uno de los pocos puntos flojos de la temporada sea su final. Aunque el conflicto principal parece haber llegado a una conclusión, el cliffhanger con el que cierra deja más dudas que certezas. Y en tiempos donde las renovaciones de series no siempre están aseguradas, confiar en una segunda temporada puede ser un arma de doble filo.

No obstante, la historia logra mantenerse interesante hasta el final, y plantea una mitología suficientemente rica como para explorar aún más. Hay personajes que apenas comienzan a desarrollarse y tramas secundarias que prometen expandir este universo más allá del juego.

Conclusión

Devil May Cry no solo resucita a Dante en formato animado, también le da una nueva vida. Con acción estilizada, una estética potente y momentos de verdadero riesgo narrativo, la serie logra posicionarse como una de las adaptaciones más frescas de los últimos años.

Lejos de ser un producto para fanáticos exclusivamente, Devil May Cry puede disfrutarse como una historia independiente bien contada. Y perfectamente visualmente cautivadora. Si deciden darle continuidad, podríamos estar ante una franquicia animada con mucho para decir y mostrar. Por ahora, nos deja con una temporada inaugural perfecta, que resulta difícil de ignorar.

Disponible: Netflix

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