No Time to Die.
2 minutos de lecturaPor Mario Luzuriaga.
Adiós a las armas.
Daniel Craig deja de lado su “licencia para matar” en la película que cierra su estadía como James Bond, el legendario agente 007, que cautivó durante casi 60 años al público mundial. Sin tiempo para morir cierra su etapa iniciada allá por 2006 con Casino Royale, trayendo al mítico espía al siglo XXI.
Vapuleado por los fans y la prensa amarillista, Craig logró callar esas bocas cuando interpretó al agente tal como lo había soñado Ian Fleming en sus novelas. Hoy tenemos que decirle “adiós” a este actor que llevó al personaje a un nivel terrenal y emotivo nunca antes visto.
En esta ocasión lo vemos retirado del Servicio Secreto británico y viviendo una vida tranquila con su actual pareja, Madeline Swann (Léa Seydeux), quien fue su interés romántico en Spectre (2015). Pero fantasmas del pasado azotan a la pareja y, además, un nuevo peligro hace que Bond regrese para detener una amenaza a gran escala.
Hasta aquí vemos una trama simple y ya vista hasta el hartazgo, pero no todo es lo que parece. Aquí el director Cary Joji Fukunaga (True detective) da su visión del mundo de Bond y además co-escribió junto a los legendarios Neal Purvis y Robert Wade esta apasionante historia, que da un giro inesperado para todos. Será también que eso sea por la participación de la reconocida actriz y guionista Phoebe Waller-Bridge (Fleabag), quien aportó su granito de arena en la historia que hizo inolvidable a esta cinta.
Más allá de las escenas de acción, dobles, efectos prácticos y demás; lo más importante es lo que se narra, ver evolucionar a Craig en su rol de 007. De ver cómo carga una especie de “maldición” con todo lo que toca y ama; sobre todo cuando sus enemigos se lo hacen notar.
Es notable la actuación de Craig en esta última aparición, ya que se lo ve definido y genera un cariño al instante con el espectador. Pero su ciclo se cierra, un ciclo dramático y a la vez adecuado a los tiempos que vivimos. Dejó de lado lo establecido para abordar temas más desafiantes y llegar al interrogante: “¿Qué pasaría si…?“
El elenco se sostiene muy bien con actuaciones convincentes y acertadas como Rami Malek, luciéndose como un villano sacado de la galería clásica de la saga, pero adaptado al nuevo siglo. Léa Seydeux le aporta el drama, Lashana Lynch su rudeza y Ana de Armas su carisma y belleza.
Daniel Craig se despide a lo grande, de manera heroica, dejando una huella imborrable para el maravilloso mundo de James Bond.
Calificación: Excelente.