Copshop.
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Por César Arturo Humberto Heil.
Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio.
Al director Joe Carnahan le encanta hacer películas de policías, y si estos son corruptos mejor. Basta con ver Narc (2002) o Smokin’ Aces (2006) para darse cuenta cuáles son sus gustos en materia de argumentos cinematográficos.
Su último trabajo, Copshop (2021) sigue en la misma línea y temática, y nos cuenta la historia de Valerie Young (Alexis Louder) una novata oficial de policía que debe enfrentarse a una situación más que compleja dentro de la seccional en la que trabaja.
Teddy Murretto, interpretado por un inmejorable Frank Grillo, es perseguido por un grupo de mafiosos quienes han enviado al sicario Bob Viddick (Gerard Butler) a que se encargue de él. Murretto, en un intento de salvar su pellejo, aprovecha un desorden callejero en donde se encuentra a la oficial Young para golpearla y así ir sin escalas a una celda en la comisaría. Esta maniobra le garantiza mantenerse con vida, al menos por un tiempo.

Lo que no sabe, es que el implacable Viddick, utilizará un ardid similar para llegar a él. Haciéndose pasar por un ebrio desbocado y luego de intentar envestir con un auto a una patrulla callejera, terminará encerrado en la celda de enfrente a su objetivo.
Como en todo film de Carnaham, nada va a salir bien y las cosas se van a complicar cada vez más. Young descubrirá que algo raro sucede entre Murretto y Viddick e intentará buscar las respuestas que le clarifiquen el panorama. Lo que no sabe es que entre sus compañeros hay un corrupto, el oficial Hubber (Ryan O’Nan) que no va a dejar que la verdad salga a la luz. Encima, la mafia decide enviar a Lamb (Toby Huss), otro sicario que está completamente demente y a quien no le importará vaciar el cargador de su arma ante quien se le cruce.

El film está dividido en dos partes muy diferenciadas. La primera es toda la situación que se plantea desde el momento en que Viddick ingresa a la cárcel y se enfrenta a Murretto. Ahí no sucede demasiada acción física, pero sí hay una interesante acción psicológica con un duelo actoral entre Grillo y Buttler, de esos que uno va a recordar por un tiempo, al estilo Pacino y De Niro en Heat (1995) de Michael Mann.
La segunda, y mucho más disfrutable, es a partir de la llegada del psicópata Lamb, donde la central de policía que por su aislamiento, poco personal y por la terrible balacera que se desata, nos recuerda a Asalto al precinto 13, de John Carpenter. En esta mitad, la adrenalina corre a chorros por el cuerpo del espectador y los ríos de sangre lo hacen por los pasillos y dependencias de la seccional policial. Todo es un disfrute visual. Tomas en ralenti excelentemente coreografiadas, muertes varias y una lucha de los personajes por salir vivos, son el condimento perfecto para una última media hora a toda orquesta. Lo interesante es que la situación llega a tal extremo de supervivencia que los roles se confunden, y uno no sabe quién es bueno y quién es malo.

Con algunos pequeños errores de cortes, que no se puede saber si fueron hechos para ajustar el metraje al streaming o por parte del editor, Copshop es igualmente una película muy disfrutable, en especial por esa segunda mitad, donde la central policial se convierte en un verdadero infierno. Pueden verla en la plataforma Amazon Prime Video bajo el nombre de Juego de asesinos.
Calificación: Buena.