Haute Tension
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Bienvenidos a una nueva nota de Revista Sincericidio. Haciendo alusión al momento en el que nos encontramos con la Selección Argentina de Futbol en el Mundial de Qatar, y siguiendo con la línea que nos concierne en este Mundial Mode en cuanto a los rivales a los que se enfrenta La Scaloneta, Alta Tensión me pareció la película francesa ideal para coronar este recorrido.
Haute Tension (2003) es la segunda película de Alexandre Aja. Esto le permitió al director consolidarse como uno de los nuevos grandes del cine de terror en general (esta película lo hizo famoso en Hollywood), pero también marca el comienzo de un renacimiento en el cine francés que hasta entonces ignoraba en gran medida las películas de género.
Está claro que Aja no inventó la pólvora desde el punto de vista del guion, ya que la película se nutre de los slasher de los años ’70, aunque actualiza el género de manera brillante y eficiente. Sin embargo, la idea de un slasher a la francesa generaba ciertas dudas, pero el director, consciente de que una película de terror se basa de cierto modo en mecanismos simples, nos adentra en un universo enfermizo y lúgubre, donde la calidad visual de la película no se pone en discusión.
La clave del éxito de Haute Tension está en la puesta en escena. Aja generó una atmósfera pesada en donde predomina la angustia, en mixtura con un espectáculo gore de lo más gratificante. Siempre digo que con pocas locaciones y solo algunos personajes, conseguir estremecer al espectador no es cosa fácil. Pero está a la vista que el director tuvo la suficiente sensatez para entender que una buena película de terror se basa, entre otros aspectos, en una dosis precisa y calibrada de gore y, en este caso, no nos ofrece un show de masacres eventuales al azar, sino un descenso a los infiernos en donde se encaminan los asesinatos, transmitiéndonos unos niveles de ansiedad descomunales.

En cuanto a las interpretaciones, puedo afirmar que son muy convincentes, y el hecho de tener buenos actores en lugar de actores dignos de una sitcom refuerza la verosimilitud de la película y del psycho, encarnado magistralmente por Philippe Nahon. El resto del reparto está muy bien, pero los laureles se los lleva indudablemente Cécile de France, actriz que expresa el terror y la angustia de una manera brutal. Además, la genial banda sonora en manos de Muse, termina por construir, enriquecer y aportar todo lo necesario a la atmósfera deseada por el director.

Conclusión
Una muy buena película, con un giro final un tanto simplón pero efectivo, particularmente después del primer visionado. A pesar de ello, es una película imprescindible, a cargo de un talentosísimo director que ayudó a darle una nueva vida al cine de terror.