The Deep House: Horror bajo el agua
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Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. ¿Una casa embrujada sumergida en las lodosas profundidades de un lago? Esta es la premisa de la que parten los directores Alexandre Bustillo y Julien Maury, conocidos por su retorcida y sangrienta Inside (2007), para realizar su última producción The Deep House (2021), un filme cuyo mayor mérito está en la sensación de asfixia y claustrofobia que generan a partir de una muy planificada realización, que combina varios recursos narrativos de manera perfecta.
Por César Arturo Humberto Heil
Tina (Camille Rowe) y Ben (James Jagger) son una pareja de exploradores urbanos que tienen su canal de YouTube a donde suben las distintas experiencias. Siempre están en la búsqueda de diferentes aventuras para luego subir los contenidos a la plataforma y aumentar así sus más de miles de seguidores. En esta oportunidad, su nueva exploración será recorrer los restos de una ciudad sumergida en las profundas aguas de un lago en un remoto pueblo de Francia. Así que, con equipo de buceo en mano, cámaras de todo tipo, aparatos para el sonido y hasta un robot sumergible que filma, saldrán a su encuentro.
Al llegar al lugar se dan cuenta que es un centro turístico atestado de gente y que no va a ser fácil poder realizar la inmersión desde allí. La expedición parece estar definitivamente cancelada, pero el destino de la pareja quedará sellado cuando Ben, mientras compra unas bebidas para su almuerzo, conversa con Pierre (Eric Savin) el propietario del puesto, quien se ofrece a llevarlos hasta un lugar alejado desde donde podrán realizar la inmersión.
No está muerto todo lo que yace
Una vez en el remoto y solitario paraje, preparan los equipos para sumergirse y bucear entre los restos de una casa abandonada. Antes de que se hundan en las recónditas aguas, Pierre suelta como al pasar una frase que será premonitoria: “No está muerto todo lo que yace”.
Es a partir de ese momento en donde el filme empieza a sentirse incómodo, la falta de sol y de oxígeno, que va bajando sus niveles con el paso de los minutos, más algunas pequeñas situaciones extrañas, que al principio pasan como inofensivas, son el inicio de un cúmulo de situaciones cada vez más perturbadoras y claustrofóbicas. El recorrido se irá enturbiando cada vez más como las aguas en las que están sumergidos, y la desesperación por salir de esa casa será la principal preocupación de los protagonistas.

Tengo que decir que la creatividad narrativa de Bustillo y Maury me hizo sentir que estaba allí debajo, nadando y sufriendo lo mismo que los personajes. Incluso, por momentos, experimenté la sensación de estar asfixiándome. Nunca una película había sido tan inmersiva ni me había generado tal grado de compenetración con las situaciones narradas en la historia. Esto se debe en gran parte a los recursos narrativos utilizados en donde se mezclan el found footage, la narración tradicional y las tomas subjetivas.
La historia detrás de la casa y de la familia Montégnac, propietarios de esa vivienda, es secundaria. Si bien asustan muchas escenas relacionadas con las apariciones de los moradores, el fuerte del filme está en la tensión que se va generando al saber que están atrapados dentro de las distintas dependencias, asechados por algo sobrenatural y por el oxígeno que se va consumiendo con el correr de los minutos.
The Deep House no es el filme perfecto. El guion escrito por Alexandre Bustillo y Julien Maury con la colaboración de Rachel Parker y Julien David, ofrece algunas obviedades propias de las películas del género que podrían haberse evitado, como es, por ejemplo, la explicación innecesaria de lo que la familia realizaba en el lugar.

Conclusión
Con un final poco feliz e impensado, The Deep House es un filme eficaz que mantiene al espectador en constante estado de alerta y que, además de darnos algunos sustos bien resueltos, perturba gracias a lo inmersiva de su realización, en especial para quienes le tienen temor a morir ahogados.
Disponible en HBO Max
Calificación: Muy buena