Directores Controvertidos | Hoy: Gaspar Noé
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Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Gaspar Noé es uno de los cineastas más polémicos y provocadores del cine contemporáneo. Ha construido una carrera que desafía las convenciones del cine tradicional con una mezcla de violencia explícita, sexo gráfico y narrativas no lineales. Sus películas, lejos de ser complacientes, buscan sacudir al espectador, empujándolo a enfrentar la incomodidad y las profundidades más oscuras de la experiencia humana.
“Tener enemigos es bueno, te hace sentir más importante”
Gaspar Noé
Vida y formación
Gaspar Noé nació el 27 de diciembre de 1963 en Buenos Aires, Argentina, pero a temprana edad se trasladó con su familia a Francia, donde creció y desarrolló su carrera. Su padre, Luis Felipe Noé, es un reconocido pintor y miembro del movimiento de arte abstracto en Argentina. Esta exposición temprana al arte y a la creatividad probablemente influyó en la sensibilidad estética radical y provocadora que Noé desarrollaría más tarde en su cine.

Noé estudió cine en la École Nationale Supérieure Louis-Lumière en París, una de las escuelas de cine más prestigiosas de Francia, conocida por formar a numerosos directores influyentes. En esta institución, Noé tuvo la oportunidad de explorar el cine desde un enfoque técnico y artístico, donde desarrolló una profunda admiración por el trabajo de directores transgresores como Stanley Kubrick, Pier Paolo Pasolini y David Lynch. Su amor por el cine de confrontación y el uso de técnicas visuales experimentales emergió durante esta etapa.
Durante su formación académica, también trabajó como asistente de dirección para el cineasta argentino Fernando E. Solanas en la película El exilio de Gardel (1985), lo que le brindó una primera experiencia en el mundo del cine. Esta colaboración marcó un punto de partida importante en su carrera, ya que le permitió estar en contacto con el cine político y artístico latinoamericano, lo que influiría en su enfoque a la hora de abordar temas complejos y desafiantes en su propio trabajo.
Primeros trabajos y estética provocadora
Desde sus inicios, Noé ha demostrado una atracción por lo visceral y lo incómodo, siguiendo una tradición de cine transgresor. Su cortometraje Carne (1991), por ejemplo, fue una primera muestra de esta inclinación. La historia de un carnicero obsesionado con su hija de 12 años fue un anticipo del tono perturbador que marcaría su filmografía. Este proyecto fue seguido por Sodomites (1998), un cortometraje erótico en 3D que ya mostraba su inclinación hacia el uso de la tecnología y el sexo como elementos narrativos provocativos.

Gaspar Noé se dio a conocer en la escena internacional con su segundo largometraje, Irreversible (2002), una película que consolidó su reputación como un director dispuesto a traspasar límites. La película fue famosa por su estructura narrativa en reversa y por escenas de violencia extrema, especialmente una larga y cruda secuencia de violación que generó un fuerte debate sobre la representación de la violencia en el cine. Para muchos, Irreversible fue una obra maestra que mostró la brutalidad de la vida de una manera que rara vez se ve en la pantalla; para otros, fue una explotación sensacionalista y gratuita.
Irreversible y la controversia
Irreversible es quizás la obra más discutida de Gaspar Noé, no solo por su narrativa, sino por el contenido explícito y brutal que presenta. La película es famosa por su presentación cronológica inversa, comenzando con el desenlace y avanzando hacia el inicio. En lugar de ofrecer una redención o catarsis, la película muestra la inevitabilidad del sufrimiento humano.
La escena más polémica de la película, la violación de Alex (Monica Bellucci), se filmó en una toma continua de aproximadamente nueve minutos. Esta secuencia fue tan gráfica y realista que generó desmayos y abandonos masivos en el Festival de Cannes, donde la película fue presentada. Noé ha defendido su decisión argumentando que el cine, como medio, tiene la capacidad de generar una profunda empatía y que, al mostrar la violencia de manera cruda, obliga al espectador a confrontar la realidad de estas atrocidades en lugar de simplemente estilizarlas.

Sin embargo, la controversia alrededor de Irreversible no se detiene en la violencia sexual. La película también fue criticada por sus temas de homofobia y misoginia. Noé fue acusado de utilizar la violencia extrema de manera gratuita, lo que algunos críticos vieron como una explotación de los cuerpos de las mujeres para el shock visual. Pese a todo, la película sigue siendo considerada un referente del cine transgresor, elogiada por la valentía de su visión artística y su habilidad para provocar reacciones viscerales en la audiencia.
Sexo y violencia en Love y Clímax
Si Irreversible fue una meditación sobre la violencia, las siguientes películas de Noé no hicieron más que profundizar en sus obsesiones con el cuerpo, el sexo y la psique humana. Su película Love (2015) generó titulares por su representación explícita de sexo no simulado en 3D. La historia, una narración trágica de una relación amorosa fallida, es más conocida por sus escenas gráficas que por su trama.
En Cannes, Love fue promocionada como “pornografía artística”, pero la recepción crítica fue mixta. Mientras que algunos vieron en la película una representación honesta y cruda del deseo humano, otros la consideraron vacía y provocadora sin propósito. Esta ambigüedad sobre las intenciones de Noé sigue siendo un tema recurrente en su carrera: ¿es un artista profundo o simplemente un provocador?
En Clímax (2018), Noé dirigió una de sus películas más accesibles, aunque no por ello menos inquietante. La película sigue a un grupo de bailarines que, tras ingerir LSD sin saberlo, caen en una espiral de violencia, paranoia y locura. Como en trabajos anteriores, el director utiliza la cámara de manera fluida y envolvente. Lo hace para sumergir al espectador en la mente alterada de los personajes, replicando la sensación de estar bajo la influencia de drogas. Los críticos elogiaron la película por su energía visual, aunque también la criticaron por su falta de profundidad narrativa.

Película personal
En 2021 Noé estrena Vortex, La película sigue la vida de una pareja de ancianos en los últimos días de su vida. Él (interpretado por el director de cine italiano Dario Argento) es un intelectual retirado que está escribiendo un libro sobre cine y sueños, mientras que ella (interpretada por Françoise Lebrun) es una psiquiatra jubilada que sufre de demencia. La trama gira en torno a cómo su relación y su vida diaria se ven afectadas por el avance de la enfermedad de ella y por la inevitabilidad de la muerte.
Una de las elecciones estilísticas más impactantes de Gaspar Noé en Vortex es el uso del split-screen a lo largo de casi toda la película. Esta técnica permite que el espectador observe a ambos personajes en escenas separadas. Incluso cuando comparten el mismo espacio, subrayando su creciente desconexión emocional y física conforme avanza la demencia de ella. La división visual acentúa el aislamiento individual que experimentan, a pesar de convivir bajo el mismo techo. La inspiración para Vortex surgió de las experiencias personales de Noé, tras el fallecimiento de seres queridos. Y un grave episodio de salud en 2019, cuando sufrió una hemorragia cerebral que lo puso al borde de la muerte.
¿Es Noé un cineasta misógino?
Una de las críticas más constantes contra Noé es que su trabajo tiende a ser profundamente misógino. Irreversible, Love, y otras de sus películas presentan a menudo la violencia hacia las mujeres de una manera que algunos críticos ven como gratuita. Noé, sin embargo, ha rechazado estas acusaciones, argumentando que su cine refleja la brutalidad del mundo y que no está interesado en endulzar las realidades de la vida.

En entrevistas, ha declarado que sus películas no tienen la intención de glorificar la violencia ni el abuso. Sino de ofrecer un reflejo de las partes más oscuras de la experiencia humana. Aún así, sus películas han generado un debate continuo sobre la representación de las mujeres. Sus detractores sostienen que Noé fetichiza el sufrimiento femenino. Mientras sus defensores señalan que él desarrolla a menudo personajes femeninos más complejos que los masculinos.
Filosofía y estilo cinematográfico
Noé no es solo un cineasta que busca provocar, sino que también tiene una visión filosófica detrás de su trabajo. A menudo se lo ha relacionado con el nihilismo, y sus películas parecen confirmar esta inclinación. Para Noé, la vida es frecuentemente cruel, sin sentido y llena de sufrimiento. No hay una resolución clara ni una moralidad definida en su cine, lo que refuerza su capacidad para incomodar a los espectadores.
Aún así, sus películas han generado un debate continuo sobre la representación de las mujeres. Utiliza largos planos secuencia, movimientos de cámara vertiginosos y efectos de iluminación psicodélica para sumergir a la audiencia en la experiencia sensorial que sus personajes están viviendo. El uso de colores saturados y música electrónica también es una constante en su cine. Esto le ha ganado comparaciones con cineastas como Stanley Kubrick y Dario Argento.
Controversias fuera del set
Gaspar Noé no ha estado exento de controversias también fuera del set. En múltiples ocasiones ha defendido el uso de drogas, especialmente psicodélicas, para la expansión de la mente creativa, algo que muchos consideran irresponsable dada su influencia en jóvenes cineastas. La gente lo ha acusado de tener una actitud arrogante y provocadora en entrevistas. A menudo desestima las críticas a su trabajo, argumentando que son un malentendido de una audiencia que no está dispuesta a ser confrontada.

Legado y conclusión
A pesar de la controversia, Gaspar Noé ha dejado una marca indeleble en el cine moderno y no es un director que busque gustar a todos. Su cine está diseñado para provocar una reacción, para empujar al espectador fuera de su zona de confort. Aunque algunos lo tildan de sensacionalista, otros lo ven como uno de los cineastas más audaces de su generación. Una persona dispuesta a explorar territorios cinematográficos que pocos se atreven a tocar.
Su trabajo es, sin duda, divisivo, y probablemente seguirá siendo objeto de debates por mucho tiempo. Si bien sus películas no son fáciles de ver, cumplen con su objetivo: obligar a quienes las ven a enfrentar las partes más oscuras y difíciles de la naturaleza humana, tanto en la pantalla como dentro de sí mismos.
Gaspar Noé es un director que se formó en el crisol de la academia francesa, pero que ha sabido aprovechar su herencia argentina y su naturaleza rebelde para forjar un estilo único en el cine mundial. Aunque sus películas son divisivas, lo que nadie puede negar es su capacidad para provocar debates sobre los límites del arte y la moralidad en el cine. Ya sea abordando la violencia, el sexo, las drogas o la estructura del tiempo. Noé sigue empujando los límites de lo que el cine puede ser y hacer, transformándose en una figura esencial en el panorama del cine transgresor moderno.