Ciudad de demonios: Una venganza repetida
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Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. En los últimos años, el cine asiático, en especial el japonés, ha consolidado su identidad a través de una fusión de acción, artes marciales y horror folclórico. Ciudad de demonios (2025), dirigida por Seiji Tanaka y recientemente estrenada en Netflix, se inscribe dentro de esta tendencia. Promete una historia de venganza envuelta en misticismo y violencia desbordante, pero no logra estar a la altura de sus propias ambiciones.
Por César Arturo Humberto Heil
La venganza del demonio de Shinjo
La historia sigue a Shûhei Sakata (Tôma Ikuta), un asesino a sueldo que decide retirarse para vivir en paz junto a su esposa y su hija Ryo (Ami Tôma). Sin embargo, su intento de redención se ve truncado cuando una banda de mafiosos Yakuza, enmascarados como demonios del folclore japonés, irrumpe en su hogar, masacrando a su familia y dejándolo al borde de la muerte. Antes de recibir el disparo final, Sakata jura venganza.
Doce años después, el protagonista yace en estado vegetativo en un hospital. Pero cuando uno de los mafiosos regresa para rematarlo, un espíritu demoníaco—que, según la leyenda, aparece cada 50 años para desatar una masacre en la ciudad de Shinjo—le otorga la fuerza suficiente para despertarse y acabar con su atacante.
De lo sobrenatural a lo inverosímil
Lo que arranca como una historia de venganza con tintes sobrenaturales pronto se desmorona bajo el peso de sus propias incoherencias. A pesar de haber estado en coma por más de una década, Sakata recupera habilidades motoras con asombrosa rapidez, aunque con un caminar errático y casi zombificado. No hay señales claras de posesión demoníaca más allá de su furia asesina, dejando en el aire la conexión real entre él y el espíritu de Shinjo.
A esto se suma otro detalle desconcertante: han pasado 12 años, pero los personajes lucen exactamente igual, sin rastro de envejecimiento ni cambios en su vestimenta. La única transformación evidente es la de la ciudad, ahora dominada por la mafia, que ha extendido su control hasta la política local. En este escenario, Sakata inicia su cacería para cobrar la venganza prometida.

Nada nuevo bajo el sol de Shinjo
A partir de este punto, la película se convierte en un desfile de violencia estilizada que, aunque bien ejecutada, no aporta nada novedoso al género de venganza. Sakata elimina a sus enemigos uno por uno, utilizando desde sus propias manos hasta cualquier arma afilada que encuentre en su camino.
Si algo destaca del filme, es precisamente su violencia: las muertes están diseñadas con una brutalidad casi coreográfica y litros de sangre inundan la pantalla en un espectáculo que hará las delicias de los fanáticos del gore. Sin embargo, más allá del impacto visual, la historia carece de profundidad. El guion introduce un giro en el tramo final que intenta justificar la furia asesina del protagonista, pero llega demasiado tarde como para aportar verdadero peso narrativo.
Folk horror desaprovechado
Uno de los mayores desperdicios de Ciudad de demonios es su tratamiento del folclore japonés. La premisa de un espíritu que regresa cada medio siglo para arrasar con la ciudad tenía un enorme potencial, pero los guionistas Masamichi Kawabe y Seiji Tanaka apenas lo utilizan como excusa para la violencia. No se exploran ni el origen del demonio ni su impacto en la historia de Shinjo, dejando a los espectadores con más preguntas que respuestas.
El filme sugiere que Sakata podría ser la encarnación de este ser ancestral, pero nunca lo confirma ni profundiza en ello. El resultado es una historia que desaprovecha la riqueza del horror folclórico japonés en favor de una narrativa superficial centrada únicamente en la venganza.

Conclusión
Pese a su prometedor inicio y su impresionante despliegue de acción, Ciudad de demonios se queda corta en su intento por aportar algo nuevo al género. La falta de desarrollo de su elemento sobrenatural y la ausencia de riesgos narrativos convierten la película en un ejercicio repetitivo que deja una sensación de vacío.
Si bien los amantes del cine gore encontrarán en ella un festín visual, aquellos que busquen una historia con mayor profundidad quedarán insatisfechos. Una oportunidad desperdiciada para explorar la mitología japonesa con más ambición y creatividad.
Disponible: Netflix
