The Electric State: una superproducción sin alma
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Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Tras revolucionar el cine de superhéroes con su trabajo en el universo Marvel, los hermanos Russo dan un salto al streaming con The electric state (2025), una ambiciosa adaptación de la novela gráfica de Simon Stålenhag.
Por César Arturo Humberto Heil
Efectos visuales sin sustancia
Sin embargo, este proyecto de 320 millones de dólares para Netflix revela las grietas de una fórmula desgastada que privilegia la espectacularidad sobre la esencia narrativa. La película resulta ser un espejismo visual que no logra capturar la riqueza introspectiva de su fuente original.
Una narrativa desarticulada y personajes superficiales
La trama nos sitúa en una versión retrofuturista de los años 90, donde Michelle (Millie Bobby Brown) emprende un viaje en busca de su hermano desaparecido, acompañada por un robot y un mercenario interpretado por Chris Pratt. Lo que podría haber sido una exploración profunda de la condición humana en un mundo dominado por la tecnología se convierte en una sucesión de escenas de acción repetitivas y diálogos carentes de sustancia. La química entre los protagonistas es forzada, y los personajes secundarios, a pesar de ser interpretados por actores de renombre como Stanley Tucci y Giancarlo Espósito no logran aportar profundidad al relato debido a sus personajes planos.
Aunque la película destaca por sus efectos visuales y la recreación de un mundo distópico, esta grandilocuencia técnica no compensa la falta de una narrativa coherente y emotiva. Como señala la crítica de Vulture, The electric state se percibe como “un pedazo de basura de 320 millones de dólares”, evidenciando que el exceso de presupuesto no garantiza una obra de calidad.
Todo se siente como si se estuviera viendo un refrito de otros filmes como Inteligencia Artificial (2001) de Steven Spielberg o No incluye baterías (1987) de Matthew Robbins con la espectacularidad de los filmes de Marvel Avengers: Endgame (2019) o Capitán América: Soldado de invierno (2014) dos pelis de los hermanos Russo.
Las diferencias con la novela gráfica de Simon Stålenhag
El mayor problema de la película radica en su incapacidad para capturar la atmósfera melancólica y contemplativa de la novela gráfica de Simon Stålenhag. La obra original no es solo una historia de ciencia ficción, sino una exploración visual y emocional de un mundo al borde del colapso, donde la tecnología obsoleta y los paisajes desolados transmiten una sensación de pérdida y nostalgia.

Mientras que Stålenhag construye su narrativa a través de ilustraciones detalladas y textos introspectivos, los Russo optan por una estructura más convencional y orientada a la acción, eliminando gran parte de la sutileza y el subtexto emocional de la historia original. El robot acompañante, que en la novela gráfica encarna una relación más simbólica con la protagonista, se transforma en la película en un simple recurso de apoyo cómico y visual.
Un producto dirigido a un público infantil
Uno de los cambios más evidentes en la adaptación es su claro enfoque hacia un público más joven. Mientras que la novela gráfica de Stålenhag ofrece una historia con matices filosóficos y una atmósfera de melancolía adulta, la película convierte estos elementos en un espectáculo más accesible y ligero. La narrativa simplificada, los diálogos directos y la exageración de ciertos personajes, incluido el robot acompañante, parecen diseñados para atraer a una audiencia infantil o adolescente. En este sentido, The electric state pierde la oportunidad de ofrecer una historia madura y reflexiva, optando en su lugar por una aventura de fácil digestión, pero carente de profundidad.
Streaming: ¿el arte o el negocio?
Este fracaso pone de manifiesto una tendencia preocupante en la industria del streaming: la creencia de que inversiones astronómicas y nombres reconocidos son suficientes para crear contenido relevante. Sin embargo, como indica el artículo de The Guardian, las películas más costosas de Netflix suelen ser también las más deficientes en términos de calidad, reflejando una desconexión entre la inversión económica y la calidad narrativa. En este caso, la falta de restricciones creativas parece haber ahogado cualquier rastro de innovación o emoción genuina.

Conclusión
The electric state es una oportunidad perdida y un recordatorio de que la verdadera esencia del cine radica en la narración y la conexión emocional con la audiencia, aspectos que no pueden ser reemplazados por efectos especiales y presupuestos desorbitados. En un contexto donde el streaming busca consolidarse como plataforma para los nuevos contenidos, esta película deja en claro la necesidad de priorizar relatos que emocionen y desafíen al público, en lugar de conformarse con fórmulas grandilocuentes, pero completamente vacías.
Disponible: Netflix