CRÓNICAS DE MURAL: Un viaje hacia uno mismo.
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Por Juan Cruz Matar
Cuando uno viaja, lo hace por placer, por necesidad o por trabajo. Pero hay raras ocasiones donde los tres motivos conviven sin preámbulos en perfecta armonía.
Estamos en septiembre del 2020 y una pandemia mundial azota tanto la salud como las libertades de viajes; a excepción de los internos. Es por eso que les haremos un recorrido pictórico, a través del tiempo y del espacio de la mano de Virginia Zapata.
¡Viaje bueno, Alicia!
Bienvenidos a una nueva nota de Revista Sincericidio.
En esta entrevista a Maria Virginia Zapata, madre, escenógrafa, actriz, muralista, esposa e hija, nos narra su experiencia en la dicha de combinar la responsabilidad social, el placer y el trabajo.
“Contra toda opinión, no son los pintores sino los espectadores quienes hacen los cuadros.” — Marcel Duchamp
Tenés una carrera multi-facética donde conjugás trabajo de madre, hija, esposa, escenógrafa, docente y actriz, entre otras. ¿Cómo definirías tu personalidad y cómo “pegó” esa mezcla?
El ser madre fue mi dedicación full time. A lo que le puse más energía; y a pesar de todo, lo que mejor me salió. Tengo 5 obras de arte de las mejores del mundo. 5 maravillas humanas.
Como hija, todos somos hijos de alguien y es un placer ser hija de mis padres , hoy viéndolo ya como abuela.
Lo sufrí mucho y hoy me siento muy en paz con ellos, admiro muchísimas cosas que tuvieron , hicieron y muchas me sirven (y me sirvieron) de ejemplos a seguir. En definitiva me hicieron lo que soy y estoy contenta con eso.
El trabajo del artista, no es fácil de conjugar con la familia. Yo he tenido días donde viajaba para una obra, y quizás dormía en una butaca. La mirada conservadora es de automático juicio, no hay mucha aprobación a salirse del status quo establecido. Mi marido e hijos siempre contuvieron mis decisiones y estaré siempre agradecidas con ellos.
¿Qué representa el arte en tu vida? No solo desde lo conceptual, sino desde lo vivenciado, lo experimentado.
Es todo un tema lo artístico. Apoyar el culo por ahí es menos complejo que apoyarlo y moverse sin perder el ritmo. Porque hay conocimientos que son más duraderos, que perduran más en el tiempo, cosa que no pasa con lo artístico, porque es una representación del momento y fluctúa, hay tantas formas de verlo, sentirlo y experimentarlo como seres humanos sobre la tierra. Eso da miedo. Y ante lo que no entiendo y me confunde, lo deslegitimo y/o lo rechazo.
Yo no me siento artista, pero me gusta transitar el arte. Pasé por varias ramas artísticas, desde titiritera hasta escenógrafa. Hoy con las nuevas tecnologías es difícil seguir el ritmo de los dispositivos actuales de “fabricación” de arte, por lo que el costado artesanal del arte, el toque humano es lo que me representa.
La idea es romper un poco con los convencionalismos que colonizan la percepción estética al espectador y “alfabetizar” la mirada.
¿Dos artistas que te inspiren?
Egon Schiele & Ernesto de la Cárcova.
Hablemos un poco de tu experiencia como muralista. Los lugares, las personas, emociones, objetivos, temáticas, pre-conceptos sociales. Danos tu percepción sobre estas intervenciones arquitectónicas. Te dejo esculpir el texto con esta pregunta.
¡El muralismo es maravilloso! El trato con la gente, lo que les pasa al compartir con uno esa experiencia. El trabajo colectivo, para y por la gente.
La toman como propia y la relacionan de diferentes formas. Todas muy copadas, las buenas y las no tan buenas, porque les das pie para que de alguna forma ellos también se expresen.
Soy parte de una agrupación de muralistas que tenemos como foco viajar a sitios más bien desconocidos (enmarcados entre montañas, entre otros). Pueblos algunos nativos, otros no, que en gran parte mezclan una concepción conservadora pero con la magia intrínseca de los pueblos chicos.
El objetivo es la experiencia. Eso es seguro. Buscamos “embellecer” los rincones del mundo, entendiendo sus particularidades y necesidades. Y desde ahí proponemos y debatimos con la gente en busca de temáticas.
Es la misma experiencia, la que te hace compartir con personas, con otros universos simbólicos.
Respecto a la temática, los temas son en su mayoría sociales y de inclusión. Un llamado a la reflexión consciente en un mundo acelerado.
Durante las comidas (mesa larga, mucha gente, comida folclórica) salían los temas más polémicos. Si bien siempre son una minoría, surgen temas desde como vamos a pintar una “teta”, a que estábamos “escrachando” la ciudad con dibujos (se ríe).
Llegar a un consenso en esos momentos, era clave tanto para nosotros como para ellos. Pero en general los comentarios, siempre fueron de agradecimiento mutuo. A nosotros por trabajar para ellos, y a ellos por dejarnos participar de su mundo y aportar desde donde podíamos.
Los atributos “ninguneantes” a los artistas de intervención barrial suelen ser de lo que se te ocurra: drogadictos, vagos, hasta prostitutas (entre muchos otros). Hay un pre-concepto a los artistas de esta índole, que salimos de los circuitos hegemónicos, que vamos por el camino menos transitado. Hay una curva de integración artista-barrio que no se puede forzar, pero que termina germinando e impactando positivamente en el mural.
Viajar, integrarse, bucear en los mares barriales, salirse de lo aprendido y experimentar algo nuevo, es una de los costados más “mágicos” del muralismo. En contraste con el arte efímero esto es permanente; en lo relativo de nuestra existencia (siempre alguien pude pintar arriba). Y eso es maravilloso, que después de años vuelvas a ese barrio, otra gente, otra generación, pero el arte de los murales fue espectador de la vida de todos ellos.
En tu función como docente (artístico) ¿Cómo ves el alumno en el marco de lo institucional, la integración social, y los métodos pedagógicos de hace años aún vigentes. ¿Considerás que funcionan en pleno siglo 21?
En cuanto a la docencia, tengo mis contradicciones. Porque el sistema educativo hoy por hoy, desde mi consideración no funciona. Hace unos días una compañera decía si comparábamos, sacábamos una foto, a las clases antes de la pandemia y las que dictaba Sarmiento no había muchos cambios. Recién hoy, en este contexto vemos cambios.
Mi mente no puede ver, entender, cómo los estudiantes solo se sientan a escuchar que tenemos para decir los profes y la mayoría consideran que tienen la posta. Que todo lo que dicen son verdades cerradas ¡Un horror! Es un pensamiento del siglo XVlll. Yo a mis estudiantes les digo que desconfíen, que siempre desconfíen. Hasta de lo que yo les digo. Hoy nada es cierto o por lo menos duradero. Yo te puedo enseñar algunas técnicas, pero no debieran ser las únicas y las que a vos te sirvan. ¿Por qué solo una forma de aprender? Tengo grandes desacuerdos con otros profes de arte que dicen que hoy a través de la virtualidad no podemos dar clases.
Cada uno tiene que poder dar nuevas respuestas, sino estaríamos todavía en las bacanales. Si Beethoven, escribió la 9na siendo sordo, podemos hacer lo que querramos. Obviamente será una forma nueva. La presencialidad se necesita porque somos ser sociales, pero hoy es lo que nos toca vivir y hay que replantearse una nueva forma de educar y lo que hoy nos toca vivir nos debe hacer cambiar la forma de ver la educación.
El pasado nos predispone (o motiva) a ciertas elecciones. Haciendo un viaje en retrospectiva ¿Caminarías nuevamente sobre tus huellas?
No sé… Realmente no miro mucho para atrás, no me arrepiento de nada pero tampoco puedo decir que lo que hice fue bueno. Sé que cada cosa que hice le puse lo mejor que podía en ese momento y bajo esas circunstancias, quizás solo quizás las pude haber hecho mejor, ser más laburante, más centrada en algo específico y haber llegado más lejos. Pero realmente no lo sé y no sé si me interesa. Rescato que todo lo hice con pasión, desde ser hija, esposa, madre y artista. Y eso lo considero importante.
“Me asusta cuando la gente que amo no halla el camino y no le pone pasión a lo que hace o no le da importancia a lo que le apasiona”. Maria Virginia Zapata.-