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Duster: Un viaje a los años 70

5 minutos de lectura
Duster

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Duster, serie estadounidense, consta de ocho capítulos, es de suspenso y crimen creada por J. J. Abrams y LaToya Morgan. Con fotografía de Celiana Cárdenas (4 ep.), Paul Elliott (4 ep.) y Carmen Cabana (1 ep.). La música es de Laura Karpman. La producción de la serie completa comenzó en abril de 2023 en Albuquerque, Nuevo México, y alrededores.

Por Daniel López Pacha

Reparto

Josh Holloway (Jim Ellis), Corbin Bernsen (Wade Ellis), Rachel Hilson (Nina Hayes), Keith David (Ezra Saxton), Sydney Elisabeth (Genesis Saxton), Greg Grunberg (Nathan Abbott), Camille Guaty (Izzy Reyna), Asivak Koostachin (Awan Bitsui), Adriana Aluna Martínez (Luna Reyna), Benjamin Charles Watson (Royce Saxton).

Sinopsis

Ambientada en el árido y convulso suroeste de Estados Unidos en 1972, la serie narra la historia de Nina, una decidida y valiente agente del FBI que marca un hito como la primera mujer negra en incorporarse a sus filas. En una operación de alto riesgo, Nina recluta a Jim, un hábil y temerario conductor de fugas, con la misión de desmantelar desde adentro una poderosa red criminal que no deja cabos sueltos. Pero lo que comienza como un trato con objetivos claros pronto se transforma en una carrera a contrarreloj, donde cada decisión puede ser mortal y el peligro deja de ser una amenaza para convertirse en una condena.

Retro sin frenos

Duster, la serie producida por J.J. Abrams y coescrita junto a LaToya Morgan, se presenta como una postal vibrante de los años setenta. Un homenaje a una época de cuero gastado, coches musculosos y blues de fondo, donde la nostalgia es más que un recurso estético: es el motor que impulsa toda la narrativa. Max apuesta por una producción que se apoya en la evocación y evita complicarse con aspiraciones más profundas.

Para quienes disfrutan escarbar en el pasado con la misma devoción que Abrams, el viaje es encantador. Pero también lo es para el propio medio audiovisual, que con frecuencia recurre a revisitas, remakes y guiños temporales. En este caso, el gesto nostálgico cobra vida con una fuerza estilística evidente y un empaque visual que remite al cine setentero sin caer en la parodia.

Duster

Estilo, identidad y un protagonista familiar

El mayor capital de Duster está en su envoltorio: una puesta en escena cuidada hasta en los detalles más mínimos. El creador de Lost se une a Morgan (guionista de Shameless y The Walking Dead) para construir una historia donde el estilo es tan importante como el argumento. De hecho, el casting de Josh Holloway —inolvidable Sawyer— no es casual. Ahora con más de cincuenta años, vuelve a ser el vaquero moderno, ambiguo y encantador, en una versión envejecida de aquel antihéroe que conocimos en la isla.

La historia se sitúa en 1972, en algún punto caluroso y polvoriento del suroeste estadounidense. Holloway interpreta a Jim Ellis, un criminal en pleno proceso de redención empujado por Nina Hayes, la primera mujer negra en convertirse en agente del FBI. El disparador: la muerte del hermano de Ellis en circunstancias sospechosas, posiblemente relacionadas con su propio jefe dentro del mundo criminal.

Un país sucio, un coche veloz

El escenario recuerda a un Estados Unidos áspero, donde la corrupción es parte del paisaje, tanto institucional como personal. Las rutas infinitas, los moteles decadentes y los autos con más carácter que varios personajes sirven de marco a una historia que, aunque suena familiar, tiene chispa.

Duster

Duster combina la vibra funky de Starsky & Hutch con la rudeza cinematográfica de Bullitt. Pero no se limita al homenaje: moderniza el ritmo, incorpora diálogos rápidos y un montaje ágil que mantiene el interés sin permitir que el relato se estanque. Esa fusión entre clasicismo visual y narrativa contemporánea es lo que le da impulso.

Entre la fórmula y la química

Desde su inicio, la serie establece sus códigos: un corazón transportado en el asiento del copiloto, un criminal con principios difusos y una agente decidida a abrirse camino en un mundo hostil. El terreno está sembrado para el clásico buddy thriller, esta vez con una dupla que, si bien empieza con tensiones, construye una dinámica rica y entretenida.

Holloway sigue siendo un galán de gesto irónico, pero es Hilson quien aporta profundidad. Su Nina Hayes no solo representa un cambio institucional en el FBI, también encarna una lucha constante contra el racismo estructural y el machismo imperante. Su personaje tiene peso, matices y se convierte, en muchos sentidos, en el verdadero corazón emocional de la historia.

Duster

Abrams, el artesano de la nostalgia

El sello de Abrams se siente en cada rincón. Desde los títulos flotantes hasta la narrativa salpicada de frases con potencial de eslogan, todo respira su gusto por mezclar universos conocidos y darles un barniz nuevo. Pero ese amor por lo referencial también puede ser su trampa: el homenaje pesa tanto que a veces impide que la serie desarrolle una identidad propia.

En lugar de dejar que el relato evolucione hacia nuevas preguntas, Duster se conforma con imitar, con nostalgia estilizada pero sin profundidad emocional. Como si el perfume del pasado fuera suficiente para convencer al espectador de que algo importante está ocurriendo. Y no siempre lo está.

Un viaje con estilo, pero sin destino claro

Lo que Duster entrega es entretenimiento bien ejecutado, con actores carismáticos y una estética impecable. Pero a diferencia de otras obras de Abrams, no hay un gran propósito ni una intención de explorar zonas grises de manera desafiante. Aquí todo está al servicio del show, del homenaje, de un revival cuidado pero previsible.

Holloway, como estrella de acción crepuscular, cumple con soltura. Sin embargo, es Hilson quien eleva las escenas, aportando una energía que permite renovar una fórmula agotada. La química entre ambos sostiene el relato, incluso cuando el guion se queda sin sorpresas.

Conclusión

Duster es pensada para los que disfrutan de la estética retro sin pedir mucho más. Tiene ritmo, personalidad y algunos destellos de humor y crítica social. Pero le falta riesgo, le falta fuego. El potencial está ahí: el conflicto racial, la corrupción del sistema, el trauma del protagonista, pero el desarrollo se queda en la superficie.

Es una serie que se mira con agrado, como un coche clásico en una exposición: brilla, evoca, encanta. Pero quizá no sea lo que uno elige para recorrer un camino nuevo. En tiempos donde la televisión explora lo desconocido, Duster se contenta con reverenciar el pasado sin despeinarse demasiado. Y a veces, eso también tiene su lugar. Pero es importante saber que, más allá del estilo, hay caminos más audaces esperando ser transitados.

Disponible: HBO Max

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