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Cómo Entrenar a Tu Dragón: Este no es un simple live action

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Cómo Entrenar a Tu Dragón

Bienvenidxs a una nueva nota de Revista Sincericidio. Cómo entrenar a tu dragón, película estadounidense de acción y fantasía. Está escrita, coproducida y dirigida por Dean DeBlois, producida por Marc Platt Productions y distribuida por Universal Pictures. Es una adaptación de acción real de la película animada de DreamWorks Animation de 2010 del mismo nombre, que a su vez está basada libremente en el libro de 2003 del mismo nombre de Cressida Cowell. Con fotografía de Bill Pope, música de John Powell, la edición de Wyatt Smith. La filmación comenzó el 15 de enero de 2024 en Belfast, Irlanda del Norte, Reino Unido y finalizó el 16 de mayo.

Por Daniel López Pacha

Reparto

Mason Thames (Hipo Horrendo Abadejo III), Nico Parker (Astrid Hofferson), Gerard Butler (Estoico el Vasto), Nick Frost (Bocón el Rudo), Gabriel Howell (Patán Mocoso Jorgenson), Julian Dennison (Patapez Ingerman), Harry Trevaldwyn (Brutacio Thorston), Bronwyn James (Brutilda Thorston), Ruth Codd (Phlegma la Feroz).

Sinopsis

En los escarpados riscos de la remota isla de Berk, una comunidad de vikingos vive atrapada en una guerra interminable contra criaturas aladas que escupen fuego. Durante generaciones, los dragones han sido vistos como enemigos implacables, símbolos de destrucción que deben ser eliminados sin piedad. Sin embargo, todo cambia cuando Hipo, un joven flacucho e incomprendido, hijo del formidable líder Estoico el Vasto, toma un camino inesperado: en lugar de matar a un dragón herido, decide comprenderlo. Ese acto de compasión lo une a una misteriosa criatura de la temida especie Furia Nocturna. Lo que comienza como una curiosa conexión entre dos marginados evoluciona en una amistad profunda que sacude los pilares de la cultura vikinga.

Una historia que regresa con otro cuerpo, pero el mismo corazón

Algunas películas no son solo relatos contados en pantalla, sino confesiones sinceras que encuentran eco en quienes las miran. Historias que no dependen de efectos deslumbrantes ni criaturas colosales para dejar huella, sino de su verdad emocional. Cómo entrenar a tu dragón, en su versión animada de 2010, fue una de esas joyas inesperadas: un relato íntimo sobre el valor de comprender lo desconocido y la potencia de la empatía en un mundo que enseña a temer.

Quince años después, DreamWorks retoma ese legado con una adaptación en imagen real que no intenta replicar con exactitud lo anterior, ni arrastrar su sombra. Esta nueva versión mira al pasado con ternura, pero no se queda ahí: camina hacia adelante, tomando vuelo por su cuenta. No es una copia, es una relectura madura y afectuosa de una historia que ha crecido junto a su audiencia.

En tiempos donde las adaptaciones parecen construidas en serie, con el único propósito de explotar la nostalgia, esta película emerge como un ejemplo raro de cómo revivir una obra con integridad. Respeta el espíritu original, pero no teme transformarlo; mantiene la emoción, pero desde otro lugar; y lo más importante: vuelve a tocar el alma, pero con nuevas palabras.

Cómo Entrenar a Tu Dragón

La amistad como fuego que transforma

La historia de Cómo Entrenar a Tu Dragón es conocida, pero su ejecución se siente nueva. Hipo Horrendo Abadejo III es un joven vikingo que no encaja con las expectativas de su pueblo, donde la caza de dragones es una obligación incuestionable. Su vida cambia cuando, en lugar de rematar a un Furia Nocturna herido, decide ayudarlo. Ese gesto, simple pero poderoso, inicia una amistad que no solo pone en jaque las creencias de su tribu, sino que también revela la posibilidad de otro mundo, menos dominado por el miedo.

Desde el inicio, la película construye una atmósfera envolvente, tangible, viva. La isla de Berk ya no es solo un dibujo animado, es un espacio físico, con montañas esculpidas por el viento, costas salvajes y aldeas que parecen haber envejecido con el paso del tiempo. Cada rincón de esta tierra tiene textura, historia, cicatrices. El diseño de producción no decora: narra.

Allí, entre la rudeza del paisaje y la tradición guerrera de su gente, emerge un protagonista que se rebela sin gritar. Mason Thames interpreta a Hipo con una mezcla de fragilidad y convicción. No es un héroe fabricado, sino un adolescente que duda, que siente, que busca. Su relación con Chimuelo es el corazón de la película, y su conexión se despliega con una naturalidad conmovedora.

Cómo Entrenar a Tu Dragón

Un dragón que habla sin palabras

Chimuelo, recreado con una mezcla exquisita de efectos digitales y animación detallada, es más que un compañero de aventuras. Es un personaje con alma. Su respiración, su curiosidad, sus silencios y hasta su temor están animados con una precisión que va más allá de lo técnico. No necesita una línea de diálogo para transmitir ternura, miedo o confianza. Cada movimiento suyo es una caricia visual.

El resto del elenco acompaña con igual entrega. Nico Parker compone a una Astrid distinta, más humana y menos arquetípica. No es la guerrera invencible, sino una joven que duda entre seguir las reglas o escuchar lo que siente. Gerard Butler, retoma el papel de Estoico, profundiza en su dualidad: la fuerza del líder y la vulnerabilidad del padre. Su conflicto interno no es accesorio: es una de las claves emocionales del relato.

Pero si hay algo que sostiene esta nueva versión es su guion: en lugar de calcarlas, reimagina las líneas del film animado. Hay lugar para el silencio, para la mirada, para la pausa que duele o la ternura que brota sin aviso. La película no teme detenerse en la emoción, ni perder tiempo en escenas contemplativas. Y eso, en una época dominada por el ritmo vertiginoso, se agradece.

Cómo Entrenar a Tu Dragón

Poesía visual y sonido que respira

La fotografía es otro de los aciertos ineludibles. Con un uso casi pictórico de la luz, el filme evoca paisajes nórdicos que respiran autenticidad: amaneceres helados, cielos anaranjados en los que vuelan dragones, tormentas que estremecen. La cámara no observa, acompaña. Cada plano está pensado como una invitación a quedarse, a sentir.

La banda sonora, por su parte, toma algunos fragmentos del score original pero los redescubre con una orquestación más íntima, más acústica. No hay una sobrecarga emocional, sino una presencia sutil que abraza sin invadir. El montaje respeta los ritmos de la narración, y sabe cuándo acelerar y cuándo detenerse a mirar. Las secuencias de vuelo siguen siendo momentos de pura belleza, pero aquí se sienten más orgánicas, más reales.

Y es en ese equilibrio entre lo espectacular y lo emocional donde la película encuentra su fuerza. Los efectos especiales nunca buscan robarse la escena: sirven a la historia. Los dragones no son adornos visuales, son criaturas vivas, con peso, con identidad. Cada escama, cada rugido, cada mirada tiene sentido dentro del mundo que la película construye con meticuloso cuidado.

Una carta para quienes todavía creen

Cómo entrenar a tu dragón en su nueva forma no intenta ser mejor que su antecesora: intenta ser fiel a su espíritu, aunque lo exprese con otro lenguaje. Y lo logra. Es una película que comprende que la memoria también puede evolucionar, que las historias no se repiten sino que se resignifican con el paso del tiempo.

Quienes crecieron con la trilogía animada de Cómo Entrenar a Tu Dragón, esta versión les habla desde la madurez. Y a quienes recién se acercan, les ofrece una puerta de entrada genuina, mágica, honesta. Porque al final, el mensaje sigue intacto: solo entendiendo al otro podemos empezar a volar. Y cuando Hipo y el dragón Chimuelo se elevan juntos por primera vez, lo hacen no solo hacia el cielo, sino hacia un lugar interno donde la emoción y el asombro conviven sin artificios.

Conclusión

Este no es un simple live action. Es un renacimiento. Una historia que recuerda por qué amamos contar cuentos: para no olvidar quiénes somos cuando nos atrevemos a mirar con otros ojos. Porque crecer no significa dejar de creer en dragones, sino aprender a verlos en los lugares menos esperados.

Disponible: En cines

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