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Akelarre.

6 minutos de lectura

Por Daniel López Pacha.

Película dirigida por el argentino Pablo Agüero, con guión de Agüero en colaboración con Katell Guillou. Es una coproducción entre España y Argentina y fue filmada en España entre el 6 de mayo y el 22 de junio del 2019. La película se estrenó en el 2020 y obtuvo 9 nominaciones en los Premios Goya 2021, de los cuales ganó 5: Mejor dirección artística, Mejores efectos especiales, Mejor música original, Mejor diseño de vestuario y Mejor maquillaje y peluquería.

El elenco está compuesto por Amaia Aberasturi como Ana, Àlex Brendemühl como “Rostegui”, Daniel Fanego como el “Consejero”, Garazi Urkola como “Katalin”, Jone Laspiur como “Maider” y Daniel Chamorro como el “cirujano”, entre otros.
La película está inspirada en el libro de Pierre de Rosteguy de Lancre, inquisidor francés, autor en 1609 de “Tratado de brujería vasca: descripción de la inconstancia de los malos ángeles y demonios”.

Pero primero, para los que no sepan qué significa Akelarre: viene de la voz vasca (del Euskera aker, macho cabrío, y larre, prado), que significa “prado del macho cabrío”, haciendo referencia al Diablo que se hacía presente en medio de las brujas (en euskera, sorginak) bajo la forma de ese animal y estas celebraban sus rituales satánicos.

En España del siglo XVII, llegan a un pueblo de pescadores un grupo de inquisidores, encabezado por el Juez de Instrucción Rostegui y su consejero. El lugar está solo habitado por mujeres, ya que los hombres zarparon al mar a pescar. El juez irá en busca de un grupo de seis jóvenes adolescentes que son acusadas de brujería.
El grupo de adolescentes es acusado de participar en un Sabbat (misa negra para adorar a Satanás). Lo único que hacían ellas en el bosque era bailar y cantar en idioma Euskera y, para el Inquisidor, era lenguaje satánico.
Sin saber el motivo de su arresto, comienzan a ser torturadas para que cuenten de qué se trata el Sabbat.

Una de ellas, Ana, opta por decir que es una bruja y que engañó a las otras jóvenes. En ese momento, decide inventar una historia sobre hechicería y ritos, en pos de salvar a las demás de las torturas y de la hoguera, las cuales no saben nada de lo sucedido.

El juez Rostegui se siente atraído por el relato de Ana, y cree que ese deseo forma parte de un engaño por parte de la bruja y la intervención de Satanás. Lo que no sospecha, es que la joven busca ganar tiempo hasta la próxima luna llena, momento en el que regresan los marineros.

Cuando el juez y su consejero piensan que están perdiendo el caso, deciden dictar sentencia y condenan a las seis mujeres a la hoguera. Como el inquisidor se siente cada vez más atraído por la joven, pide que realice el Sabbat esa misma noche. Se dirigen al medio del bosque y las jóvenes se esfuerzan para que el ritual sea creíble y aterrador: Katalin se retuerce y empieza a cantar junto al resto, hasta que Rostegui queda en medio de ellas. Los guardias intervienen para alejar al juez, pero este se resiste y en ese preciso momento las jóvenes aprovechan la confusión para escapar.

La Fotografía.

Javier Agirre Erauso (Handia, 2017 Goya a la Mejor Dirección de Fotografía) es el Director de Fotografía, el cual rodó la película con una cámara ARRI Alexa Mini y ópticas Cooke S4.
En una entrevista para Camera&Light RE, cuenta cómo fue trabajar con la iluminación de la película para ir construyendo una historia distinta a lo escrito sobre la caza de brujas. Javier Agirre comentó que el director fue muy abierto a sugerencias y aportes, pero él tenía varias reglas básicas que seguir, las cuales fue construyendo durante la preproducción.
En cuanto a la luz, él quería que hubiese una única luz. Por ejemplo: si en el decorado hay una ventana, la luz va a entrar por la ventana y esa es la luz con la que trabajaría.
En la escena del sótano, la cámara se mueve ajustándose a la luz que entra por una de las ventanas y en función a ella. Otra idea fue jugar con los lentes angulares, para marcar la libertad de las chicas al principio de la película. Luego, a partir del uso de teleobjetivos, mostrar la opresión cuando están dentro de la celda o en el juicio.

El fuego también tuvo mucha importancia. En el juicio tiene una progresión a medida que la protagonista va tomando fuerza y va convenciendo al juez con sus mentiras. Es ahí donde el fuego va tomando más protagonismo y va inundando la escena.
Cuando van al bosque, la luz principal es el fuego, y cuenta Javier que le hubiese gustado utilizar solo fuego, pero tuvo que reforzar con luz desde arriba para potenciar la ambientación. Fue prácticamente la única luz, más las luces de las antorchas que llevan los soldados.

Banda Sonora.

Maite Arroitajauregi y Aránzazu Calleja fueron las encargadas de la banda sonora de Akelarre.

La propia Maite sugirió que Aránzazu la asista. Fue la primera vez que trabajaban juntas, violonchelista una y violinista la otra. Maite y Aránzazu pensaron que la música tendría que ser con cuerdas, así que pensaron en Alos Quartet (Cuarteto de cuerdas, Vasco-Navarro, formado por Xabier Zeberio (violín), Francisco Herrero (violín), Lorena Nuñez (viola), Pello Ramírez (violoncelo, acordeón), los elegidos para crear las partituras.
“El director Agüero quería recuperar el espíritu duro y rebelde de la música popular pagana, y hacerlo atemporal, que fuera al mismo tiempo ancestral y contemporáneo.” comentó Maite, quien trabajó hasta dar con la melodía tradicional que sirve de base al tema principal de Akelarre. Asesorada por Ander Berrojalbiz, buscó referencias en instrumentos tradicionales de la época. Son solo ocho compases y cuatro armonías que se repiten y van evolucionando a lo largo de la película, e inspirada en una vieja canción popular navarra llamada “Anaiai gaztigatu nion.”

Quien puso la letra a la adaptación para Akelarre fue el bertsolari (improvisador popular de versos en vasco) Jon Maia.
Maite se encargó de trabajar con las chicas para instruirlas acerca de las canciones de la película.

El Arte.

El Director de Arte Mikel Serrano, que recibió el Premio Goya a la Mejor Dirección Artística por Akelarre, es el encargado de ambientar los sets.
Abrumadora puesta en escena, con imágenes que la vuelven inquietante en mixtura con la música.

Algunos van a pensar que es una historia feminista, pero fue la realidad de una España en donde la Inquisición creada por los reyes católicos a través de la iglesia católica, reinó un largo tiempo, seis siglos específicamente, para rebajar mayormente a las mujeres en todo sentido.

Comenta el director Pablo Agüero que meses después de concluir el rodaje se dio cuenta de que algunos espectadores no se daban cuenta que había cuerpos dentro de las llamas, pero como ya no tenía dinero ni equipo técnico, decidió pedirle a una amiga que fabricara un muñeco de yeso y salió a la calle a buscar trozos de madera de la basura.

Él comenta que hizo una fogata en la terraza de una amiga y la filmaron con dos cámaras de fotos. El resultado fueron los dos primeros planos de la película, filmados sin dinero. En la última escena de Akelarre, cuenta que fue todo un desafío armar una coreografía con seis chicas pasando muy cerca de las llamas y encadenadas entre sí, con dos cámaras corriendo detrás, en medio del bosque, con turbinas encendidas, máquinas de viento y dos técnicos arrojando partículas de nieve de utilería para crear un ambiente mucho más mágico.

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